Toluca, Edomex; 2 de mayo de 2022.- Eruviel Ávila cumplió ayer 53 años de edad. Es el exgobernador con menor incidencia en el actual sexenio. Tan pronto terminó su sexenio, su grupo político dejó prácticamente todos los espacios de decisión que dominaba en el gobierno estatal. El ecatepense fue premiado en la elección de 2018, como candidato al Senado de la República sin tener que hacer campaña. Como senador, es uno más -sin mayor trascendencia- en la reducida bancada priísta, encabezada por el hidalguense, Miguel Ángel Osorio Chong.
En el proceso sucesorio de la gubernatura, Eruviel podría jugar en dos bandas. Desde el PRI, sus mayores vínculos podrían decantarse hacia Ana Lilia Herrera, quien fue su secretaria de Educación. Hacia afuera del priísmo, nadie puede ocultar que Ávila tiene una cercanía con el morenista, Higinio Martínez. Ambos hoy compañeros en la Cámara Alta, deja entrever que un triunfo de Morena en el 2023, no vendría mal al eruvielismo en sus intereses políticos y económicos.
Lo cierto es que, Eruviel ha dejado de tener el control político de Ecatepec, desde donde forjó la ascendencia de su carrera personal. Por un lado, el fallecimiento del exobispo, Onésimo Cepeda; y por otra parte, el exilio político de su tutor, Alfredo Torres, explican también un grupo desdibujado en la entidad.
Hay otro puñado de actores políticos cercano al exmandatario, que optaron por bajar su perfil público, acusados de excesos en el poder y en el ejercicio de recursos públicos. Ahí se identifican a Erasto Martínez, César Gómez Monge y Carlos Aguilar, quienes desaparecieron desde septiembre de 2017.
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Cuando la clase política del Estado de México tenía una proyección nacional positiva, hasta al equipo de futbol local le iba bien. Eran los tiempos en que Arturo Montiel se metía en la Barra Perra Brava para quitarse la playera; y años más tarde, Enrique Peña acudía a tirar penales para inaugurar los torneos de futbol en la Bombonera.
Desde ahí, las élites gobernantes aprovechaban la buena fama del club de futbol para promocionar sus aspiraciones personales y electorales. Para su buena fortuna, fueron diez años donde el Toluca se olvidó de la tabla del descenso, para llenar sus vitrinas de campeonatos.
A la par del ostracismo del PRI mexiquense, el equipo de futbol ha caído en el peor momento de su historia; y ahora, hasta deberán pagar una multa de 33 millones de pesos por su mal paso a lo largo de tres años.
El empresario Valentín Díez ha demostrado ser un hombre de negocios exitoso, pero que del negocio del futbol entiende muy poco y no le interesa mucho.
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