La incidencia delictiva que prevalece en el Estado de México manifiesta el fracaso en el diseño institucional por preservar la paz y la seguridad pública. La delincuencia común y el crimen organizado prevalecen frente a un escenario de impunidad, y la ominosa actuación de 30 mil policías, entre estatales y municipales, que este mismo lunes ratificarán un mecanismo de mando único.
Los crímenes de alto impacto laceran a la sociedad, sin embargo ante la falta de respuestas, acciones y soluciones, se advierte que las autoridades estatales y municipales desestiman las cifras que sus propias instituciones arrojan.
Alrededor de 900 homicidios, 83 secuestros, 687 violaciones y casi 8 mil vehículos robados con violencia, son la cifra preliminar de los primeros cuatro meses del presente año, que en perspectiva reflejan el tamaño de la pesadilla con la que cotidianamente debe lidiar la ciudadanía mexiquense.
La sociedad protegida que comprometió Eruviel Ávila en su Plan Estatal de Desarrollo resultará una falacia para el final de su mandato. Los mexiquenses presentan altos índices de vulnerabilidad en su integridad física y su patrimonio, frente a la incapacidad por revertir la tendencia criminal siempre creciente.
El mando único no ha resuelto la carencia de coordinación institucional ni mucho menos la infiltración del crimen en las policías locales. Muy por el contrario, los convenios de mando único han violado sistemáticamente la autonomía municipal que exige de los Ayuntamientos asumir la seguridad pública de sus territorios.
Aun cuando desde el Gobierno de la República, hace un par de años Miguel Ángel Osorio Chong anunció un modelo de seguridad para el Estado de México hasta el final del sexenio peñista, la incidencia criminal exhibe con cifras un fracaso mayor para la recuperación de la seguridad en la tierra natal del presidente.
En su momento, los cambios al gabinete eruvielista tuvieron nulo impacto en la toma de decisiones para perfilar un esquema de mayor seguridad. Aquí se instauró por primera ocasión la Policía de Élite del peñismo en Ixtapan de la Sal; y es aquí donde la Marina Armada de México y el Ejército Mexicano mantienen mayor presencia en unidades móviles, pero con una estadística que evidencia falta de capacidades, o bien, los alcances de complicidad y omisión.
Desde el gobierno eruvielista, se ha convocado a los 125 municipios para ratificar este lunes el modelo de mando único, con el que se pretende alinear a las policías municipales con la Comisión Estatal de Seguridad Ciudadana. El pasado trienio, el Estado de México ya experimentó el mismo esquema de seguridad con instituciones y personal que no ha reformado sus estrategias para abatir al crimen, cuyo corolario es una creciente delincuencia en todas sus modalidades.
El Estado de México requiere de una acción diferente que le posibilite pensar en resultados distintos. Hoy, ya no basta con justificar la estadística criminal en la densidad poblacional de la entidad, lo que otorga al estado el primer lugar a nivel nacional, porque lo que se exige es revertir esa tendencia ya muy añeja.
Es menester que las autoridades estatales realicen un rediseño estructural de instituciones que no funcionan desde hace tiempo, lo que incluiría la renovación de personal que ha permanecido anquilosada en su intento por combatir al crimen. Los discursos resultan contradictorios, y es momento de que haya un mínimo de autocrítica gubernamental que permita alcanzar un clima de paz social contra la delincuencia común y el crimen organizado.
