Toluca, Edomex. 23 de mayo de 2016.- El exgobernador del Estado de México, Arturo Montiel Rojas se casó el pasado sábado con Karla Cortés Treviño. Se trata de su cuarto matrimonio, pero que pone de manifiesto su entereza personal y política. Más allá de su controversial paso por la gubernatura mexiquense, Montiel demuestra su capacidad para reinventarse en lo privado y en lo público. A más de una década de haber sido gobernador, sigue vigente en la opinión pública.
Arturo tiene cinco hijos. Arturo y Juan Pablo, producto de su primer matrimonio con Paula Yáñez. Adrián, Sofía y Alexi, de sus segundas nupcias con la francesa Maude Versini, con quien aún libra una batalla legal por la custodia de los menores, actualmente radicados en México. Entre 2010 y 2015, estuvo casado con la periodista Norma Meraz, con quien no tuvo hijos. Su actual pareja, Karla Cortés, es una servidora pública originaria de Morelia, Michoacán.
Su vigencia en la vida política resulta innegable. Su grupo político sigue en la cumbre de la toma de decisiones. Enrique Peña y Eruviel Ávila, hoy presidente de México y gobernador de la entidad, son su hechura, su creación política. A Enrique lo formó y le heredó la gubernatura como si fuese monarquía. A Eruviel lo impulsó, ya siendo exgobernador, para suceder a Peña en una especie de Maximato. Montiel ya ha comenzado a mover sus piezas para el 2017.
No es fortuito que hoy, al menos dos de las figuras más mencionadas como precandidatos a la gubernatura hayan crecido en su mandato. Carlos Iriarte y Ana Lilia Herrera forjaron dos de las carreras políticas más vertiginosas de la última década de la mano montielista. Las primeras oportunidades de su vida pública fueron hace dos sexenios. Hoy, por separado, Carlos y Ana Lilia forman las cartas montielistas más visibles de la sucesión mexiquense, pero no son las únicas.
A pesar de su defenestración política, ante su riqueza patrimonial; y no obstante que rebasa los 70 años de edad, Montiel se erige como un liderazgo al interior del priísmo mexiquense. El ascenso al poder de mucha de la clase gobernante en el Estado de México sería inexplicable sin el arropo montielista. Hace mucho tiempo que dejó el oscurantismo, para volver a la escena pública, lo mismo en eventos del priísmo, que en el estadio de La Bombonera junto a su familia.
La reaparición pública de Montiel se enmarca en su interés por incidir en el proceso sucesorio en puerta. Arturo ha comenzado a construir reuniones con su círculo cercano para alentar las aspiraciones personales de sus alfiles. A la distancia, tiene las condiciones personales y políticas, para que una vez más, uno de su grupo asuma la gubernatura. Montiel ha iniciado a mover sus piezas, todas visibles, todas vigentes en la toma de decisiones. Todo será cuestión de tiempo.
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