A pesar de autonombrarse como el gobernador de la educación, Eruviel Ávila Villegas no ha planteado un proyecto institucional del plan educativo para el Estado de México, al tiempo que ha otorgado un respaldo absoluto a la reforma en la materia planteada por el presidente Enrique Peña. La entidad se ha convertido para el titular del ramo, Aurelio Nuño, su principal sede para dibujar una realidad sesgada sobre la aceptación de la reforma ante un magisterio disciplinado, pero que ha comenzado a mostrar rasgos de inconformidad.
En casi cinco años de gobierno, Eruviel Ávila ha demostrado su capacidad para hacer del proyecto educativo, una permanente entrega de dádivas a favor del alumnado. Por encima de la mejora a los esquemas de infraestructura, la capacitación del magisterio o la calidad de la educación, el mandatario mexiquense siempre ha privilegiado su vocación por regalar y regalar.
Ahí está el reparto de vales para útiles escolares, zapatos ortopédicos, lentes oftalmológicos, becas para integrantes de escoltas escolares. El asistencialismo como estrategia clientelar para beneficiar a las estructuras del priísmo que se refleje en las urnas. Sin embargo, en el asunto de fondo no hay un cambio estructural que permita otear una mejora en la calidad educativa.
El ajuste ejecutado al interior de su gabinete, con la designación de Ana Lilia Herrera como titular de Educación, podría construir en el último tramo de su administración una ejecución firme de la reforma educativa que sea tangible en las circunstancias escolares, que privan en la entidad en medio de carencias en la infraestructura y una deficiente calidad en el aprendizaje y adquisición de habilidades por parte de los estudiantes. Peor aún, es que la llegada de Ana Lilia ha tomado lecturas electorales por encina de retos sobre políticas públicas.
La honda preocupación de la educación se refleja en la disparidad de la educación pública con la privada. La clase gobernante privilegia que sus hijos estudien en escuelas privadas, en gran medida, sabedores del parangón que prevalece en las escuelas públicas, cuyas condiciones no siempre resultan favorables.
En puerta, como respaldo a los sectores más ríspidos del magisterio -ubicado en la CNTE de Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Chiapas-, hoy los maestros mexiquenses han comenzado a dar señales de hartazgo y de rechazo a la vilipendiada e impopular reforma educativa peñista.
En caso de que el Estado de México se sumara a la protesta social del ramo educativo, el duro golpe sería para Eruviel quien todavía sueña con alcanzar la candidatura presidencial del PRI para la elección de 2018.
No obstante, el gobernador de la educación no ha resuelto el dilema sobre el proyecto educativo que debiera implementarse en el estado con la mayor matrícula estudiantil del país que rebasa los 4.5 millones de estudiantes.
Para los mexiquenses hay mucha tarea pendiente para poder presumir que se trata del sexenio de la educación, cuando lo único que se ha privilegiado es la dádiva educativa, y eso dista demasiado de dimensionar un proyecto educativo que otorgue las mejores condiciones de formación para las futuras generaciones.
