Toluca, Edomex. 30 de junio de 2017.- Lo que Atenco significó para Enrique Peña Nieto, lo es Tlatlaya para Eruviel Ávila. Es una matanza extrajudicial con un alto costo político. Han pasado tres años sin que Eruviel haya podido desligarse de su omisión, negligencia o complicidad en el crimen. A pesar de que fue un multihomicidio perpetrado por militares, Eruviel justificó la acción, y en principio formó parte del encubrimiento criminal. Más allá de si eran presuntos delincuentes, nada justifica el acribillamiento de las víctimas.
A dónde quiera que vaya Eruviel, el fantasma de Tlatlaya lo perseguirá sin remedio. Los policías ministeriales no preservaron la escena del crimen, y pese a las alteraciones existentes, fueron omisos para indagarlas. En el proceso de investigación, los agentes mexiquenses recurrieron a la tortura para obtener las declaraciones de los sobrevivientes. Pese al cambio de nombre y la transición de Procuraduría General de Justicia a Fiscalía General, prevalece una institución con abuso de autoridad, violación sistemática a derechos humanos y corrupción. El corolario son los pendientes en la procuración y administración de justicia.
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María Irene Dipp se reunió con las presidentas y directores de los 125 Sistema del DIF municipales. En una acelerada intención por legitimarse en el cargo, la flamante esposa de Eruviel Ávila pretende involucrarse en la ejecución de programas asistenciales e inclusivos de la dependencia. De paso, buscará sortear una gira por al menos unas dos decenas de municipios del Estado de México, y en otros tantos, acompañar al mandatario en eventos públicos. Eruviel entiende que su nueva relación amorosa debe tener un provecho político.
Sin embargo, tampoco se pretende que asuma un protagonismo innecesario, que la convierta en un lastre político. Ahí están los casos de Marta Sahagún, a quien se le desató la locura de suceder a Vicente Fox; la ambición desmedida que experimentó el Estado de México con Maude Versini; hasta frivolidad por exhibir su vida privada, como lo hizo Angélica Rivera, que derivó en la investigación de la Casa Blanca. La presencia de Dipp está encaminado en mostrar a Eruviel como un hombre de familia, y a ella, una mujer preocupada por los grupos vulnerables.
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En los resultados electorales del pasado 4 de junio, ya se ha puesto de manifiesto que el triunfo se debió en gran medida al voto que aportó la “chiquillada” del Partido Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social. En la disputa cara a cara, de PRI en contra de Morena, la suma de votos da el triunfo a Delfina. Del Mazo, ganó por la estructura del priísmo, pero también por el aporte de esos partidos que sacaron la ventaja menor a los 200 mil sufragios.
Lo cierto es que, los tres partidos satélite del priísmo venderán cara la victoria. No hay que descuidar a las élites y cúpulas de esos partidos, que buscarán incorporarse al gabinete eruvielista, o bien, cobrar con candidaturas de cara a la elección del año próximo, cuando se renueven las presidencias municipales, diputaciones federales y locales. Ese es su modus vivendi, sobrevivir a costa de la fuerza electoral priísta, pero hoy tienen mayores elementos para exigir posiciones propias.
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