Toluca, Edomex. 30 de mayo de 2017.- Los poderes fácticos podrían ser determinantes en la toma de decisiones de la elección del Estado de México, cuya influencia sería fundamental para que el Grupo Atlacomulco imponga a Alfredo del Mazo como próximo gobernador. Ahí están los grupos empresariales, la jerarquía eclesiástica, los oligopolios mediáticos, los sindicatos oficialistas y otros sectores clientelares. El hartazgo social que millones de electores reclaman, se contrapone a los privilegios de las élites económicas, religiosas y sociales que pretenden que todo permanezca igual.
La corrupción es un estigma que ha marcado al priísmo mexiquense de las últimas dos décadas. Ahí, se erigen los intereses empresariales que apuestan a la candidatura delmacista. En los últimos tres sexenios -Montiel, Peña y Eruviel-, aquí ha proliferado la infraestructura concesionada, con abundantes negocios para OHL, Grupo Higa, Hank y Vázquez Raña. Los hombres más acaudalados han encontrado un tesoro en los gobiernos priístas del Estado de México, y hacen lo necesario para conservar ese empoderamiento.
En la elección del año pasado, la debacle priísta se atribuyó a dos factores: el mal desempeño de los gobernadores y la aprobación peñista a los matrimonios entre personas del mismo sexo. La andanada católica favoreció a una oleada electoral panista. Hoy, Del Mazo ha mostrado su rechazo al matrimonio igualitario, disfrazado de un apego a la familia. La Iglesia católica ya decidió decantarse por Alfredo, y también buscará convertirse en un factor de incidencia.
Los sueños presidenciales de los últimos tres gobernadores mexiquenses, han desbordado un profundo negocio para los grandes consorcios mediáticos. Televisa, TV Azteca, El Universal y Radio Centro han sido los más beneficiados para proyectar la imagen presidencial desde Montiel hasta Eruviel. Esos mismos medios, saben desde ahora, que Alfredo del Mazo representaría la continuidad de sus ganancias. Si Alfredo gana el próximo domingo, sería un activo priísta hacia el 2024, con una apuesta sólida en los emporios de la comunicación.
Los sindicatos oficialistas, particularmente aquellos con trabajadores del Estado, como el magisterio estatal y el sindicato de burócratas, observan en la elección mexiquense una encomienda para mantener los privilegios de sus dirigentes. Líderes sindicales que se han enriquecido al amparo de las cuotas de sus agremiados, y han sido premiados como alcaldes y diputados priístas. El sindicalismo mexiquense representa la más genuina fórmula clientelar y corporativista de promoción y movilización masiva de votantes.
Finalmente hay otros sectores de interés beneficiados por décadas de corrupción y privilegios. Ahí están los concesionarios del transporte público. Imponentes a la hora de fijar cuotas a sus pasajeros, omisos en la incumplida promesa de renovar su parque vehicular, impunes ante la justicia por su negligencia e ineficacia. Cientos de concesionarios son políticos priístas y otros miles son sus cómplices, prestanombres o parte de este régimen de privilegios. Ellos, también están con Del Mazo para movilizar, votar y ganar la elección del domingo.
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