Toluca, Edomex. 29 de diciembre de 2017.- Hay una profunda preocupación en las élites Priístas, pues a casi un mes del destape de José Antonio Meade, el precandidato tricolor no levanta en las encuestas presidenciales. La apuesta de que supuestamente atraería a sectores del peñismo y el empresariado más conservador no se refleja por ningún lado. El panorama desolador podría arrastrar al resto de las elecciones locales.
Hasta la fecha, Meade ha buscado entronarse en un discurso atractivo. Para concitar los reflectores ha sumado a Aurelio Nuño y Eruviel Ávila. Sin embargo, parece que la candidatura de Meade no levanta ni con royal. La última apuesta es que las candidaturas locales empujan la campaña de Meade, aunque existe el riesgo de que Meade arrastre a las demás pero hacia abajo.
Hace doce años, el entonces gobernador Enrique Peña Nieto enfrentó uno de los peores escenarios electorales y una catástrofe política para el priísmo. Perdió la mayoría de los ayuntamientos y enfrentó una legislatura dividida en tercios. La fracasada campaña de Roberto Madrazo colapsó al resto de los candidatos priístas. Peña entendió la lección y en los comicios intermedios impuso la hegemonía de su partido como no ocurría desde 1993, cuando ganó la elección Emilio Chuayffet.
A la distancia, el gobernador Alfredo del Mazo tiene por delante un máximo desafío ante una candidatura impredecible como la de Pepe Meade, que podría pulverizar al partido en el gobierno. En paralelo, la oposición, desde Morena hasta PAN y PRD, buscan decididamente aprovechar la coyuntura de un voto antirregimen para ganar territorio. La mesa está puesta para que la oposición se alce con un triunfo abrumador.
En la estrategia opositora está el reclutamiento de priístas excluidos de las candidaturas. Nadie debería sorprenderse si en julio próximo, en el espectro electoral hay hasta tres priístas en la boleta electoral: uno, por el PRI; otro por Morena; y uno más por la alianza PAN – PRD. Por esa misma razón, la estrategia del PRI consiste en alargar las definiciones de candidaturas al mayor plazo legal posible, con el propósito de evitar la desbandada a otros partidos.
En el horizonte delmacista, la principal apuesta es ganar la mayoría de la Legislatura Estatal. Aunque el escenario derrotista de la elección entrante parece que será rentable ser candidato plurinominal, pues se acabarán los tiempos del carro completo para el PRI. Una vez asegurada la mayoría legislativa, es probable que a Del Mazo le convenga la derrota de Meade por dos razones: asumiría una especie de virreinato desde el Estado de México sin subordinarse a un presidente priísta; y comenzaría un largo pero anhelado camino por ser candidato presidencial en 2024.
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