Toluca, Edomex. 27 de septiembre de 2017.- El temblor ha demostrado una política de comunicación unipersonal en el incipiente gobierno del mandatario Alfredo del Mazo. En paralelo, los integrantes del gabinete parecen omisos ante la emergencia, sin que haya hasta ahora una toma de decisiones sobre la prevención de posibles desastres futuros, o bien, acerca de la reconstrucción de las zonas damnificadas. Pululan las visitas de altos mandos a las regiones devastadas pero sin acciones ya contundentes para volver a la normalidad.
El mayor ejemplo de impericia, hasta ahora lo encabeza Juan Millán, quien inicialmente desde el Instituto Mexiquense de Infraestructura Física Educativa buscó dictaminar los centros escolares. En la más reciente decisión, Millán pretende que la revisión la hagan los ayuntamientos, sin la capacidad técnica, y rehuyendo a su responsabilidad. A la fecha, nadie sabe y nadie supo en qué fecha regresará la totalidad de las escuelas públicas y privadas.
En segundo orden, debe apuntarse a Arturo Vilchis Esquivel. Es inconcebible e inaceptable, que el director general de Protección Civil desde hace más de una década, carezca de los protocolos ante emergencias de temblores. Todo advierte que Vilchis sólo advertía riesgos en las lluvias torrenciales, en la producción de pirotécnica y las bajas temperaturas. Ahí se concentran sus tareas rutinarias, que no resuelven en lo absoluto la actual emergencia, ante una dependencia que no reacciona, y permanece pasmada.
También, los mexiquenses desconocen las condiciones de la infraestructura de salud. Gabriel O´Shea no ha asumido tampoco la parte de su responsabilidad. A una semana del temblor, no se ha difundido un comunicado oficial que valide la apertura de hospitales y el otorgamiento de servicios médicos. O´Shea no ha mostrado una estrategia que permita en paralelo reconstruir los centros de salud que presenten algún grado de afectación. El titular de Salud parece ajeno a la desgracia que azotó a miles de familias mexiquenses.
Es mucha la obra pública que ha sido dañada derivado del temblor, pero hasta el momento tampoco se cuenta con un censo confiable sobre la infraestructura pública que deberá ser reconstruida. Hasta ahora, Alejandro Fernández Campillo no ha asumido tampoco una toma de decisiones que permita avanzar en la rehabilitación de la infraestructura dañada. Entre tantos vacíos, tal parece que Del Mazo enfrenta en solitario la emergencia, con visitas paliativas a las zonas de emergencia, pero sin un plan definido de levantar la devastación.
A esa lista, deberá agregarse a Marcela González Salas, que debería ser una de las áreas más interesadas, ante la pérdida o deterioro del patrimonio arquitectónico, histórico y cultural de municipios mexiquenses. Ahí, en esa estrategia de recuperación de lo perdido, debe integrarse a Lorena Marín, responsable del turismo cultural que se advierte en profundo deterioro, sin que hasta ahora haya un diagnóstico de los daños, y una propuesta de rehabilitación al patrimonio dañado.
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