Toluca, Edomex. 26 de noviembre de 2018.- Alfredo Del Mazo será a partir del próximo fin de semana, el gobernador priísta más influyente -de un total de doce mandatarios-; y estará obligado a erigirse en una oposición consistente al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. En el escenario tendencial, se avizora un sexenio desolador para la clase priísta. Hace 18 años, el priísmo dejó por primera ocasión la Presidencia de la República, y desde los estados construyeron una estructura electoral sólida para regresarlos a Los Pinos dos sexenios más tarde. A la distancia, el priísmo sufre la peor crisis política y electoral de su historia.
Es impostergable que Del Mazo asuma una posición más protagónica. Mostrar su músculo político por encima de salarios rosas, que reduce su gobierno, a un mandato dedicado a amas de casa. A partir del sábado próximo, ya no tendrá mayores sombras en el gabinete federal ni en Los Pinos. Con el potencial del estado, en lo financiero y en lo social, es menester concitar a los gobernadores en torno al priísmo mexiquense. El Grupo Atlacomulco no puede darse por muerto frente a su defenestración de la escena nacional.
La distribución política de mandatarios podrá resultar un bloque opositor al presidente electo. Así, surgió hace tres sexenios la Conago con el impulso de gobernadores contrarios al foxismo. En dos semanas, cuando concluya la transición de todos los gobernadores electos en julio, la escena nacional quedará con doce gobernadores priístas; once panistas; cuatro morenistas; dos perredistas; uno independiente, otro de movimiento ciudadano, y uno más de Encuentro Social.
En un contrapeso sin precedentes, los mandatarios estatales deberán convivir con las nuevas unidades llamadas “Delegaciones de Programas para el Desarrollo”, figura aprobada legalmente la semana pasada por el Senado de la República. Los bautizados como “súper delegados” estarán encargados de verificar acciones estratégicas y supervisar que se cumpla la prestación de servicios y trámites de las dependencias federales en los estados. Para los escépticos, se trata de operadores electorales morenistas, disfrazados de promover planes y programas del próximo gobierno de López Obrador.
Los delegados federales en los estados formarán parte de la estructura de la futura Secretaría del Bienestar. En el limbo quedarán el resto de las delegaciones federales. Aquí en el Estado de México proliferan oficinas de la Sedesol, Educación, Economía, SCT, Profeco, STPS, Segob, Condusef y otras más. Muchas con tareas sustanciales, otras tantas verdaderos elefantes blancos. El gobierno electo les ha dado un plazo de 180 días para definir cuáles continuarán en operación, y cuántas simplemente desaparecerán del mapa burocrático.
Delfina Gómez va. La senadora alista la licencia, y ya con el cargo de delegado aprobado legalmente, deberá hacer presencia en la primera semana de diciembre. Tendrá un arranque muy movido, acompañando a un par de decenas de alcaldes electos, que tomarán protesta simbólicamente en la primera quincena del mes entrante.
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