Toluca, Edomex. 24 de julio de 2017.- Paco Gárate fue reemplazado como representante del PAN ante el Instituto Nacional Electoral. La razón de la defenestración del panista se atribuye a que su hija, Lorena Gárate Mejía, resultó beneficiada con el reparto de notarías públicas que regaló discrecionalmente hace un par de semanas Eruviel Ávila. El dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya tomó la decisión para evitar que el costo político alcanzara sus aspiraciones presidenciales. Eduardo Aguilar Sierra es el nuevo representante del PAN ante el INE rumbo a la elección presidencial del año entrante.
Gárate Chapa es un connotado panista, acostumbradamente señalado por su colaboracionismo con el régimen priísta, y muy en especial con el Grupo Atlacomulco. En el montielato, Gárate fue un factor de escisión innegable entre los panistas para que surgiera la fracción independiente en la legislatura mexiquense, y borrará de un plumazo la mayoría parlamentaria. Entonces el panismo llegó a ser la primera fuerza electoral en el Estado de México. Desde Los Pinos, entonces en manos de Vicente Fox se decidió por desconocer a Gárate e imponer una delegación especial, que transitó en manos del bajacaliforniano Francisco García Burgos y del sonorense Héctor Larios Córdova.
Desde entonces, el panismo mexiquense ha colapsado, de fractura en fractura, hasta caer a un ridículo y lamentable cuarto lugar electoral en los pasados comicios, con una campaña para el olvido de Josefina Vázquez Mota. Pero la historia tuvo pocas variaciones en comparación con la elección de hace seis años, cuando arrasó en las urnas Eruviel Ávila. En esa ocasión, otra vez el desdén y el abandono de las élites panistas arrumbaron a un vergonzoso tercer lugar a Luis Felipe Bravo Mena. Las pugnas entre los factores de decisión del PAN, han permitido al priísmo sostener componendas para ceder parcelas de poder que parecen suficientes para las ambiciones políticas de los panistas.
A pesar de los avatares de su vida pública y su trayectoria política, el régimen atlacomulquense alienta la supervivencia de Francisco Gárate. El oficio político de Gárate le permitió en los últimos años tener acercamientos con el queretano Ricardo Anaya. Junto con otro mexiquense, como el morenista Horacio Duarte, representaba a la élite política del Estado de México en el INE. Pero su cercanía al régimen, posibilitó a su hija obtener una notaría en medio de la discrecionalidad que otorga el poder público. La credibilidad de Paco Gárate se pulverizó, y Anaya determinó prescindir de un hombre ya poco confiable.
La predominancia entre el panismo mexiquense es la soberbia de quienes detentan la toma de decisiones. Ahí está Ulises Ramírez, líder del Grupo Tlalnepantla, por cuyas manos trascienden las candidaturas de cada elección, por lo que no es casualidad que en los últimos quince años haya sido alcalde, senador, diputado local y diputado federal. Sus privilegios están garantizados, mientras el PAN se encuentra sumido en un abismo electoral, con escasos espacios de poder y dando tumbos en los comicios más recientes.
A propósito de las ambiciones de poder de Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle -aliado de Ulises Ramírez-, deberían considerar en su horizonte la importancia de recomponer la vida interna del panismo mexiquense, siempre tan cercano al régimen priísta, fracturado desmesuradamente por sus propios intereses, y con pocas opciones de aportarle al próximo candidato presidencial la cantidad de votos necesarios, que desde el mayor padrón electoral se requiere, para poner al PAN de regreso a Los Pinos.
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