Toluca, Edomex. 22 de noviembre de 2018.- Andrés Manuel y Enrique Peña comieron juntos. Atrás quedaron los tiempos de la confrontación política. El presidente electo recibió en su casa al presidente saliente. El último encuentro previo al cambio de poderes. López Obrador planteó a Peña Nieto el programa de actividades a atender para el próximo primer de diciembre. Tras el anuncio del perdón del presidente electo hacia los corruptos del sexenio, y el encuentro cordial con Peña, se confirma que hay un ánimo de cordialidad. Y la sospecha de que preexista un pacto de impunidad.
Entre el 3 de julio y el 21 de noviembre, los encuentros entre Peña Nieto y López Obrador han dejado de manifiesto, una plena disposición del primero por generar una entrega de gobierno tersa, y una inmensa gratitud del segundo por la transición ordenada. En resumen, lo que hay de por medio es la garantía en la seguridad jurídica del mexiquense, en el perdón y olvido de corrupción prometida por el tabasqueño. Han pasado de la cordialidad a la complicidad.
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Desde la campaña presidencial de 2012, Enrique Peña se presentó como el candidato que firmaba compromisos que serían cumplidos en su mandato. La misma estrategia que le había permitido ganar la gubernatura mexiquense siete años antes. A nueve días de la finalización de su sexenio, el peñismo presume haber cumplido con el 97 por ciento de sus compromisos de campaña. Sin embargo, en su tierra natal, dos de las tres magnas obras de infraestructura que había planteado han sido canceladas, y la restante ha quedado inconclusa.
Tras el escándalo de la Casa Blanca, Peña Nieto debió recular sobre la construcción del tren México – Querétaro, que conectaría a una decena de municipios mexiquenses en el norponiente del estado. En la víspera, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador determinó cancelar la edificación del Aeropuerto Internacional en Texcoco, bajo pretexto de daños ambientales y actos de corrupción en las licitaciones de contratistas. Y el tren México – Toluca registra un avance del 70 por ciento, con severas dudas sobre su conclusión, y una cauda de sobreprecios en los procesos de construcción.
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Algo deberá replantear el gobierno de Alfredo Del Mazo con prontitud. Mientras el mandatario mexiquense sigue repartiendo Salario Rosa un día sí, y el otro también; en la acera de enfrente, Morena alista una serie de programas asistenciales que amenazan con generar una base social inconmensurable. Delfina Gómez tendrá condiciones para operar personalmente, y entregar por todo el estado, programas destinados a ninis, adultos mayores y personas con discapacidad. Si el propósito de los gobiernos seguirá siendo regalar dinero como política pública, Delfina le ganará en corto plazo la contienda a Del Mazo.
Es imprescindible que las apariciones públicas del gobernador mexiquense trasciendan más allá del Salario Rosa, aun cuando haya sido su principal promesa de campaña. Da la impresión de encabezar un gobierno dedicado exclusivamente a las amas de casa, particularmente a presidentas de seccionales del priísmo. Parece que los demás sectores sociales no existen en la agenda pública o en las políticas de atención del gobierno en turno. El gabinete delmacista debe entrar en otra dinámica en sus acciones y programas.
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