Toluca, Edomex; 21 de junio de 2022.- Si las elecciones de 2023 consistieran en un ejercicio clientelar, Morena tendría la victoria garantizada, sin importar a quien imponga como su candidato a la gubernatura del Estado de México. La enorme cantidad de programas sociales que despliega la administración federal dista mucho de los escasos padrones de beneficiarios de la gestión estatal.
De acuerdo a la prospectiva electoral del año entrante, la votación podría dividirse en dos grandes bloques: Morena (y sus posibles aliados PT y PVEM) en contra del PRIAN (PRI-PAN-PRD). Y el ganador alcanzaría poco más de tres millones de votos.
En el cálculo de López Obrador, se estima que, actualmente dos millones 500 mil familias mexiquenses reciben al menos uno de sus programas del bienestar, los cuales son constantes y permanentes, de aquí a los comicios de 2023.
Mientras que, en el emblemático programa del Salario Rosa, en el mejor de los escenarios alcanzará cerca de 700 mil beneficiarias a lo largo de seis años; con la salvedad que sólo habrían recibido el apoyo durante seis pagos bimestrales. Al final, parece ser una tarjeta que puede convertirse en el harakiri electoral de quien busque colgarse de ella.
En resumen, el morenismo triplica su base clientelar hacia el 2023; sin abundar en las preferencias electorales de arranque, o bien, en los números de participación alcanzada en la consulta de revocación de mandato que superaron el millón y medio de electores, a pesar de la escasa instalación de casillas.
Por donde se le vea, el escenario es desolador para el prianismo; cuando faltan doce meses para la elección, y condiciones muy complejas y adversas hacia el futuro del partido en el poder. Morena no cambia su estrategia en lo absoluto.
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Alfredo Baranda -hijo del exgobernador del mismo nombre- rindió protesta (por segunda ocasión) como dirigente de la Fundación Colosio en el priísmo mexiquense. Ya en años pasados encabezó esa organización partidista con pésimos resultados. Baranda se inventó entonces que vivía en Malinalco, porque aspiraba a convertirse en candidato a diputado local por el distrito 7 de Tenancingo, pero ni siquiera resultó designado por su partido. Tras su fallido intento electorero, en el gabinete delmacista se desempeñó como director para la promoción del desarrollo social. Sin grandes expectativas, desde ayer regresó a las tareas partidistas hacia el 2023.
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Karla Cortés -el vínculo del montielismo en la víspera electoral- ha mejorado sus relaciones políticas, luego del tropiezo llamado Juan Pedro García. La semana pasada acompañó al diputado local, Elías Rescala en un evento cultural en Temascalcingo. Mientras ayer, estuvo con la secretaria de la Mujer, Martha Hilda González. La esposa del exgobernador Montiel ha desplegado una serie de giras con su organización altruista por todo el estado, y ha retomado el camino para mantenerse vinculada al priísmo local. No hay que perderle la pista.
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