Toluca, Edomex. 20 de septiembre de 2016.- Bajo el hashtag #megustaparagobernador, el secretario de Salud del Estado de México, César Gómez Monge, realizó a través de twitter una fallida campaña de promoción que muy pronto se le revirtió desde el uso de las redes sociales. Cientos de usuarios de redes sociales fustigaron la acción de Gómez Monge para forzar su aspiración a la gubernatura mexiquense. El saldo fue negativo para el funcionario estatal, que a sus 31 años anda muy ansioso y desesperado del momento político.
Para salir apresuradamente del paso, el titular de Salud se deslindó del hashtag en mención, al describir que desaprobaba la “guerra sucia” y lamentaba que ocurriera. Ahora resulta que a una mente maquiavélica se le ocurrió promocionar a Gómez Monge en twitter, cuando ni siquiera es un actor político que aparezca en todos los escenarios políticos de sucesión. Y ni qué decir de la promoción personalizada que emprende César Gómez sobre programas específicos de la secretaría de Salud, como por ejemplo la campaña contra el cáncer. La explicación del funcionario no sólo suena ilógica sino inverosímil.
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En Morena juegan en el límite de la legalidad. En días pasados, el Tribunal Electoral anuló el triunfo del Morena en la elección municipal de Zacatecas por actos anticipados de campaña, por giras similares de su candidata a las que hoy emprende en suelo mexiquense, Delfina Gómez, quien se apuntala como la abanderada de Morena a la gubernatura estatal. A pesar de la resolución jurisdiccional, Delfina acompaña a Andrés Manuel López Obrador en sus recorridos por territorio mexiquense, lo que podría significar un revés en los resultados electorales del año entrante para Morena.
Los malpensados han considerado que la estrategia de Morena en la tierra natal de Peña Nieto tiene dos aristas: por un lado, victimizar la candidatura de Delfina Gómez, una vez que se determine que incurrió en actos anticipados de campaña y crecer en las preferencias electorales; o quizá, por otra parte, descarrilar la candidatura de Gómez, y decantarse por el ungimiento de Horacio Duarte Olivares. Para el caso de componendas, tanto Delfina como Duarte son originarios de Texcoco y son parte del grupo de Higinio Martínez.
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La conferencia que este lunes ofreció la secretaria de la Juventud del CEN del PRD, Graciela Camacho, donde demandó una auditoria a la administración municipal de Atizapán de Zaragoza, encabezada por la panista Ana Balderas, fue considerada por un ala de Acción Nacional como una señal de que dentro del sol azteca hay quienes pretenden dinamitar la posibilidad de una alianza electoral PAN-PRD en 2017 en el estado de México.
Graciela Camacho está identificada con la corriente ADN, el grupo de Héctor Bautista, quien abiertamente ha dicho estar en contra de una alianza con el PAN. Lo cierto es que la petición de la perredista es más que justa, tras los escándalos en los que se ha visto involucrada al presidenta municipal Ana Balderas, quien ha sido cuestionada por haber remodelado su oficina con un gasto superior a los 900 mil pesos; por vestir ropa y usar accesorios de marcas cuyos costos serían inalcanzables con su salario como alcaldesa, y por usar una camioneta de lujo para sus traslados, que no se sabe si es de ella o del ayuntamiento.
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El peso mexicano sigue en caída libre. Ayer, el dólar estadounidense rebasó la barrera de los 20 pesos. La devaluación parece irrefrenable, mientras que las cifras pegan con pared cuando se trata de defender al gobierno peñista. La paridad cambiaria reflejó en redes sociales la irritación de la población ante un gobierno que incumplió las expectativas de campaña. En esa misma condición, la administración de Peña Nieto parece sumido en el mismo tobogán en que está sumergida la moneda.
Luis Videgaray, exsecretario de Hacienda, debiera asumir su responsabilidad sobre la toma de decisiones en cuanto al peso, pero una vez renunciado al gabinete federal ha optado por el silencio. A la figura presidencial, le siguen haciendo falta defensores de su gobierno, mientras el barco se hunde y parece quedarse solo frente a los desafíos y los agravios a su mandato. El antes todo popular, Enrique Peña no ata ni desata en las crisis políticas que enfrenta.
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