Toluca, Edomex. 18 de diciembre de 2018.- Vaya complicación enfrenta el priísmo nacional queriendo ser oposición. En cada intento, desde el partido o desde la legislatura, por descarrilar al actual gobierno de López Obrador, los priístas se enfrentan a los fantasmas del peñismo. El lastre y la desaprobación del atlacomulquense son parte de los negativos del otrora partido oficial. El efecto Peña que tanto les hizo ganar, hoy simplemente parece un obstáculo que no les permite reconstruirse. El repudio social es constante e irrefrenable.
El estigma del peñismo concita la corrupción, el tráfico de influencias, el conflicto de interés y la impunidad. La clase política mexiquense permanece arrinconada y derrotada. El rechazo del sexenio anterior es directamente proporcional con los altos índices de aceptación o aprobación del actual gobierno. Ni siquiera la toma de decisiones acelerada, la confrontación con otros poderes y el presupuesto asistencial le merman en el capital político. Y el PRI, simplemente no encuentra las rutas de escape para recuperar el terreno perdido. No basta con la reaparición de la vida pública de un presidente vapuleado.
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Han pasado tres días desde la presentación del Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación 2019, y resulta inverosímil que nadie en el Estado de México haya fijado una postura positiva o negativa. Es ahí, donde el gobernador Alfredo Del Mazo debe mostrar su capacidad de interlocución con el gobierno federal. No se trata de confrontar u oponerse sino de marcar agenda y mostrar las prioridades de su mandato. Alfredo presidió la Comisión de Presupuesto, gobierna la entidad más poblada del país, y sin embargo no ha expresado una opinión del gasto público, que incidirá en la entidad y sus necesidades.
En la bancada priísta de la Legislatura Federal nada para sorprenderse. La vicecoordinadora, Ana Lilia Herrera, que salió la semana pasada a defender presupuestos de seguridad, asuntos metropolitanos y demás lugares comunes, se la pasó retuiteando la opinión de otros, por omisión o ignorancia. Ernesto Nemer, coordinador de los mexiquenses, prefirió hablar de futbol todo el fin de semana. Las únicas voces que mostraron una postura fueron, la priísta Laura Barrera sobre temas de turismo; y la panista, Laura Rojas en materia educativa. El resto, simplemente, permanecen como espectadores de la discusión pública.
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Las universidades públicas nuevamente, como cada año con el presupuesto, han entrado en el debate nacional. El dificultad no sólo son los recortes presupuestales sino la falta de disciplina financiera. El colapso económico se advierte en muchas latitudes y por diversos motivos. El derroche en gasto corriente, el insostenible sistema de pensiones, el financiamiento federal y estatal, sueldos onerosos, deuda creciente y la estafa maestra. Y en el centro está la opacidad en las finanzas universitarias.
La Universidad Autónoma del Estado de México no escapa de la dificultad. Ahí están los adeudos heredados con el Issemym. La petición constante por incrementar sus presupuestos. La necesidad de buscar austeridad, transparencia y disciplina. Las indagatorias para transparentar las acusaciones. Y en lo inmediato, hasta el pago de aguinaldos, que a 48 horas de salir de vacaciones no ha podido ser pagado a docentes y administrativos. Los sindicatos ya han generado una presión para resolverlo. La solución, por lo que se advierte, deberá venir de una oxigenación externa. Al interior no había condiciones para hacerlo.
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