Toluca, Edomex. 18 de diciembre de 2017.- La efervescencia electoral sube de nivel conforme se acerca el fin del año. Desde Los Pinos se han dado muestras claras que será el presidente Enrique Peña Nieto quien decida las candidaturas del priísmo a diputados federales. El atlacomulquense busca a los hombres y mujeres que tengan posibilidades de triunfo pero que particularmente vayan a la defensa de su seguridad jurídica y personal desde San Lázaro. En el horizonte, tiene claridad un escenario de entregar el poder a la oposición.
Desde hace tres semanas, el gobierno federal levantó encuestas encaminadas a reconocer el posicionamiento de funcionarios federales y estatales, alcaldes y diputados locales. En la víspera, ha evaluado los perfiles profesionales y sus vínculos políticos. En el escritorio presidencial, la lista de candidatos se definirá en los distritos federales. La convocatoria y el registro de candidatos se realizarán en la segunda semana de enero. Dos semanas después vendrá la definición de presidencias municipales y diputaciones locales.
Peña Nieto dejará a salvo las candidaturas de alcaldes y diputados locales como la primera gran toma de decisiones al gobernador Alfredo del Mazo. Desde Toluca se palomeará a quienes irán a las urnas en busca de la mayoría legislativa, clave en la gobernabilidad delmacista. La elección presidencial será responsabilidad de Del Mazo en tierras mexiquenses. Dispondrá del respaldo financiero, humano, material y clientelar de Los Pinos, pero los resultados definirán su futuro político.
Ernesto Nemer sólo administrará la emisión de la convocatoria y legitimará los procesos internos para elegir candidatos. Otros dos factores de decisión en la unción de candidaturas son Luis Videgaray -como el coordinador de facto de la campaña de Meade-; además de Luis Miranda, quien incide en desplazar a todo lo que suene a Eruviel y los suyos. La elección del año entrante busca nuevos equilibrios, y hasta el impulso en zonas, de una nueva generación de la clase gobernante.
Eruviel Ávila dejará en las próximas horas la dirigencia del PRI en la Ciudad de México para integrarse de lleno a la campaña presidencial de José Antonio Meade Kuribreña. Sin definir aún su cargo o responsabilidad política, Eruviel tiró la toalla capitalina. La decisión, más allá de la relevancia política de Eruviel, cierra la pinza del círculo cercano de Luis Videgaray. En el cuarto de guerra ha logrado concitar a sus hombres más confiables. Ahí están Meade, Nuño, Ochoa y ahora Eruviel, en una muestra de la exclusión hacia los grupos ajenos al canciller.
De entrada, a Eruviel le han incumplido, y todo apunta a que no será ungido dirigente nacional del PRI, para mantener a Enrique Ochoa por petición de Meade. En la dirigencia priísta de la Ciudad de México asumirá el cargo el exgobernador de Hidalgo, Francisco Olvera, sucesor de Miguel Osorio Chong. Es altamente probable que el eruvielismo, representado por Alfredo Torres y José Manzur, haga maletas para desocupar las oficinas priístas. El grupo Hidalgo asumirá el control de la campaña capitalina sin ayuda de los mexiquenses.
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