Toluca, Edomex. 17 de agosto de 2016.- El próximo mes de septiembre, junto con el cuarto informe de gobierno de Enrique Peña Nieto, se deberá presentar el proyecto presupuestal para 2017. El secretario de Hacienda, Luis Videgaray alista ya el paquete financiero con amplias reducciones al gasto público en infraestructura, pero se mantendrá el gasto social en la víspera electoral del Estado de México, Coahuila y Nayarit, donde se renovarán las gubernaturas. Los recortes presupuestales avizoran un panorama desolador.
Videgaray tiene la encomienda de privilegiar un presupuesto generoso para el ejercicio fiscal en el Estado de México. Por tratarse de un año electoral, Eruviel Ávila deberá contar con las herramientas económicas para otorgar dádivas, detonar el gasto de infraestructura y comprar voluntades con dinero público. El Estado de México ha resultado ampliamente beneficiado en materia presupuestal desde el 2009, cuando Videgaray presidía la comisión de Presupuesto en San Lázaro, y para el año entrante no será la excepción.
A pesar de los avatares presupuestales del próximo año, Luis Videgaray plantea como una de las principales ventajas es que no habrá aumento de impuestos. No obstante, los grandes males que aquejan al país se vincularán a la eventualidad de más “gasolinazos”, una creciente inflación en la canasta básica, los lastimosos precios del petróleo que golpean la economía nacional y una inestable paridad del peso frente al dólar. A Videgaray le ha caído la noche, cuando se acercan los tiempos electorales de 2017 y 2018.
No hay que perder de vista la operación legislativa que deberá ejercer el diputado federal, Alfredo del Mazo, presidente de la comisión de Presupuesto. El mexiquense deberá olvidarse un gran rato de sus giras por el Estado de México, y desarrollar un trabajo de escritorio del 7 de septiembre al 15 de noviembre. Su aspiración electorera dependerá en gran medida de los resultados que alcance el presupuesto en los objetivos del peñismo, y a favor del eruvielismo.
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Ricardo Anaya sí quiere la renovación del PAN en el Estado de México. El llamado “joven maravilla” busca tomar el control del panismo mexiquense rumbo a la elección de gobernador. El reto de Anaya se concentra en lograr una alianza competitiva para los comicios de 2017. Sin embargo, el dirigente nacional del blanquiazul está firme en que la prioridad es quitarle el control partidista a Ulises Ramírez, quien puede vender la alianza y la elección al gobierno priísta.
En el peor de los casos, el desafío de Anaya será posicionar al PAN en la segunda posición electoral, y con ello mejorar los resultados de su partido en la pasada elección de gobernador. En aquella ocasión, el abandono a la candidatura de Luis Felipe Bravo Mena hizo que apenas rebasara la cifra de los 5 mil votos, perdiendo con una diferencia de 5 a 1 contra el actual mandatario, Eruviel Ávila. Hoy, las condiciones han cambiado, y Anaya sabe que para pensar en 2018, primero hay que transitar por 2017.
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