Toluca, Edomex. 17 de febrero de 2017.- Tras semanas de especulación, se consumó el ascenso de Alejandra del Moral como presidenta del PRI en el Estado de México. Mediante una simulada renuncia de Carlos Iriarte, la exalcaldesa de Cuautitlán Izcalli fue ungida en el máximo cargo partidista. Su llegada a la dirigencia priísta es un guiño al grupo político del canciller Luis Videgaray; además de favorecer también al exgobernador César Camacho Quiroz, cuyo secretario particular, Paul Ospital, es marido de Alejandra del Moral. Es un tiro de dos bandas.
La salida de Iriarte se da por la puerta trasera. Quienes vivieron de cerca el proceso interno priísta, reconocen que fueron mucho los agravios de Carlos hacia Alfredo del Mazo. Hoy, el precandidato único ha preferido tomar el control del partido con otros grupos de poder. En la recta final, Iriarte tampoco contó con el respaldo de su tutor Arturo Montiel, y fue Erasto Martínez quien arropó la posibilidad de que Carlos se convirtiera en coordinador de los legisladores mexiquenses en San Lázaro, una labor que requiere de atención dos días a la semana, y no un trabajo de “lleno” como lo argumenta el exdirigente priísta.
Del Mazo Maza tendrá el control absoluto de la campaña en ciernes. Con el ungimiento de Alejandra del Moral será preciso definir dónde se toman las decisiones difíciles, pero todo apunta que esa labor recaerá en Enrique Jacob, coordinador general de la campaña. Del Moral sólo llega a ocupar un vacío pero no será quien asuma el poder político. En esa lucha de egos, también se deberá evaluar el rol que asuma Raymundo Martínez, la posición eruvielista en ese enroque de la dirigencia priísta.
Dentro de dos semanas, el viernes 3 de marzo se llevará a cabo la convención de delegados para ratificar la candidatura de Alfredo del Mazo. De entrada, la estrategia es llevar a cabo convenciones regionales, donde se realicen las asambleas para oficializar la elección delmacista. En lo político y mediático, se efectuará un evento masivo en Toluca, donde no acudirán todos los delegados priístas, pero que sea una asamblea a la que asista Del Mazo Maza y pueda tomar protesta como candidato de PRI a la gubernatura mexiquense.
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La campaña electoral anticipa la lucha de pobres contra ricos. La candidatura de Delfina Gómez tendrá como ancla la batalla del débil contra el fuerte. El proletariado contra las élites. La hija de un albañil en contra del hijo de un exgobernador. La profesora de escuela primaria contra el primo del presidente más repudiado del país. Ahí tiene concentrada la campaña de contraste López Obrador y su candidata. Desde ahora, se pueda advertir que el efecto podría potenciar el crecimiento electoral de Morena y su campaña.
El priísmo tendrá de su lado otros elementos: los recursos financieros, la maquinaria electoral, los asesores de marketing más experimentados y costosos, el aparato gubernamental, y hasta gran parte de la oposición simulando competir. En esa brecha, la competencia electoral podría polarizarse entre dos candidaturas. Falta que Josefina Vázquez Mota decida si ataca al PRI, si ataca a Morena, si hace una campaña ingeniosa, o se queda en medio, arrinconada en el tercer lugar de la elección de 2012.
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