Toluca, Edomex. 15 de octubre de 2018.- En el panismo han comenzado la recomposición política de manera inmediata. Los malos resultados de la elección presidencial, los ha obligado a remendar los procesos inacabados. La cargada parece determinada a favor de Marko Cortés en la presidencia nacional; y de Jorge Inzunza en la dirigencia estatal. Los liderazgos del panismo vigente han desplazado al Grupo Tlalnepantla de Ulises Ramírez, y al infaltable José Luis Durán Reveles, que no gana nada desde hace una década.
La renovación de las dirigencias panistas parece un mero trámite para formalizar la entronización de Cortés e Inzunza. Lo cierto es que los resultados recientes en el estado van de mal en peor. En la última década perdió votos de forma agigantada. Las últimas elecciones por la gubernatura han ubicado al panismo en el tercer y cuarto lugar. Los comicios presidenciales mejoraron la expectativa en un tercer sitio, pero muy lejos de recuperar el corredor azul metropolitano. El desafío estará en dos años y medio, en los comicios de 2021.
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En el priísmo está concluido el diagnóstico. La corrupción del gobierno y una percepción de ineficacia son las razones del desastre y la derrota. Lo urgente se vislumbra en la renuncia inmediata de Ernesto Nemer. Sin embargo, en el horizonte no se ha definido quién será el encargado de asumir la dirigencia estatal priísta. Los grupos de interés, incluidos los exgobernadores, presionan para detentar la posición. La toma de decisiones deberá asumirse entre Del Mazo y Peña, sobre el presidente del PRI mexiquense.
Tal parece que la lección se aprendió de forma inconclusa. Otra vez la apuesta será por una candidatura de unidad. Una fórmula única en un registro predestinado. Un proceso simulado que favorece a los grupos de siempre. Otra vez la decisión se tomará por las élites y a favor de las élites. Las carteras y los sectores del priísmo repartidos para generar equilibrios. La militancia segregada e ignorada. Hacer que todo cambia para que nada cambie.
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Este lunes, el exgobernador del Estado de México, Arturo Montiel Rojas cumplirá 75 años de edad. Es considerado el tutor de la clase política vigente. Tras la más reciente elección de gobernador, su círculo cercano se ha desarticulado. Unos han decidido plegarse al peñismo, otros más con Eruviel y Videgaray, y algunos pocos siguen en su causa. El ascenso de Alfredo Del Mazo representó un clivaje de la clase gobernante de los últimos tres sexenios, y eso incidirá irremediablemente en un desplazamiento sobre los montielistas. El derrumbe priísta también arrasó al grupo del exmandatario.
A partir de diciembre entrante, es muy probable que Montiel deje de ser el exgobernador más influyente de la historia reciente. Competirá con su alumno predilecto, Enrique Peña, que ya no tendrá la distracción presidencial. Ahora, Peña robará el aplauso y el reflector como exgobernador. Su refugio personal y exilio político será el Estado de México, y desde aquí incidirá en la política local. Montiel podría tener su único espacio de incidencia el estadio Nemesio Díez, del que no pierde su espacio para apoyar al equipo de futbol local.
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