Toluca, Edomex. 13 de diciembre de 2017.- La influencia de la clase gobernante mexiquense en la inminente candidatura presidencial de José Antonio Meade parece irreversible, permanente e indiscutible. La élite política de Atlacomulco buscará incidir en el círculo cercano de Meade, aunque esas condicionantes no necesariamente favorezcan las preferencias del ahora priísta. El desprestigio por el que transita el actual gobierno, y los escándalos de quienes ya se integran a su equipo de campaña, han comenzado a calar en el ánimo de Meade.
Ayer se anunció la incorporación de José Ramón Martel como asesor político de la campaña priísta. Martel fue uno de los principales operadores políticos del peñismo en San Lázaro en la LXI Legislatura Federal. Entonces, José Ramón -originario de San Luis Potosí-, se convirtió en diputado plurinominal por el Estado de México. Era el brazo derecho y vicecoordinador de la bancada priísta, que entonces lideraba el tenanguense, Francisco Rojas. Su acercamiento a la clase política mexiquense se dio en el sexenio montielista. Hoy, Martel arropado por Peña Nieto se incorpora al círculo cercano de Meade.
La semana pasada, Pepe Meade ofreció una conferencia de medios, en la que presentó como su coordinador de prensa a Enrique Rodríguez Martínez, también cercano a los políticos mexiquenses. Enrique Rodríguez fue coordinador de prensa de Ernesto Nemer en su paso por la Profeco. Apenas en octubre pasado, cuando Ernesto fue ungido dirigente estatal del PRI, Rodríguez fue presentado como secretario de prensa del priísmo mexiquense. En los últimos días, la designación de Enrique Rodríguez ha causado revuelo, tras su paso por dirección general del Canal Judicial, donde fue acusado junto con algunos colaboradores de acoso laboral y sexual; y haberse encontrado cocaína en las instalaciones de la redacción de dicho canal de televisión.
En la estrategia por aire de Meade, se ha logrado incrustar Alejandra Sota -exvocera presidencial de Felipe Calderón-. Fue una de las asesoras de cabecera de la gubernatura de Eruviel Ávila, con el acercamiento de Carlos Aguilar. En la víspera, Sota fue integrante del war room de la campaña electoral de Alfredo del Mazo, desde donde se filtró tanta información confidencial a la oficina de Delfina Gómez y López Obrador. En la campaña presidencial de la panista Vázquez Mota, la vocera calderonista jugó a favor del peñismo. Algo en común con Meade, quien es un votante confeso del priísmo trabajando para el PAN.
En paralelo, el dirigente nacional priísta, Enrique Ochoa Reza nombró como secretario de comunicación del CEN del PRI a César Castillejos Rangel, quien fue el coordinador de prensa del candidato Alfredo del Mazo. Para que no quepa duda de la influencia mexiquense, César Castillejos es primo de Humberto Castillejos Cervantes -exconsejero jurídico de la Presidencia de la República-. Es parte pues, del círculo de Alfredo Castillo, Raúl Cervantes, y compañía. Es también cercano al vocero presidencial, Eduardo Sánchez.
Lo cierto es que ahora Ernesto Nemer tiene un vacío en la Secretaría de Prensa. Los enterados dicen que Enrique Rodríguez salió de su encargo por dos razones: la siempre llamativa campaña presidencial; y que pese a ser el jefe de prensa del priísmo mexiquense, recibía instrucciones desde Televisión Mexiquense. En consecuencia, Nemer deberá nombrar a un nuevo secretario de prensa, que responda a los intereses de la nueva dirigencia; o bien, dejar la toma de decisiones al círculo cercano de la dirigencia priísta de la Ciudad de México.
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