Toluca, Edomex. 12 de julio de 2016.- Muy equivocados andan quienes piensan que Víctor Hugo Sondón es un candidato a la presidencia estatal del PAN, contrario a los intereses del diputado federal Ulises Ramírez, quien hace casi una década mantiene el control del partido en el estado. Para reconstruir la memoria, Sondón fue rescatado por Ulises hace unos años cuando estaba en el ostracismo político. Ulises lo hizo secretario técnico del grupo parlamentario, cuando era coordinador del PAN, en la legislatura mexiquense. Luego operó para que Sondón obtuviera un cargo dentro del Comité Ejecutivo Nacional de Ricardo Anaya. Sondón se placea como candidato a la presidencia del PAN del alcalde de Naucalpan, Edgar Olvera, sin embargo, se advierte que participa con el aval del propio Ulises.
En contraparte, el actual dirigente panista, Oscar Sánchez, tiene casi un año distanciado del Grupo Tlalnepantla, que controla Ulises Ramírez. Por ahora, la apuesta de Oscar Sánchez es configurar una alianza con los pequeños grupos resentidos para lograr una candidatura que le pueda dar batalla a Víctor Hugo Sondón. Esta semana, Oscar Sánchez podría solicitar su registro como aspirante y luego como candidato a la presidencia del PAN para repetir en el cargo.
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La tecnocracia se ha instalado en el PRI nacional. Con la llegada Enrique Ochoa Reza se ha privilegiado su formación económica por encima de la militancia conocedora de las estructuras partidistas. Las resistencias son insuficientes para consumar la derechización del priísmo, que ha sepultado su nacionalismo revolucionario y su socialdemocracia. El proyecto neoliberal vigente desde el gobierno de Miguel de la Madrid, nunca había estado tan vigoroso desde el edificio de Insurgentes norte en la ciudad de México.
Con sigilo pero con insistencia, nadie debe perder de vista la presencia sistemática del secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade en el Estado de México. Pepe Meade ha visitado en tres ocasiones la entidad mexiquense en menos de un par de semanas. Del mismo grupo de Videgaray, Enrique Ochoa, Murrieta Cummings y Nacho Peralta. ¿Acaso en la apuesta tecnocrática del secretario de Hacienda transita la opción de Meade como candidato a gobernador? La incógnita, podría quitar a un obstáculo en la candidatura presidencial de Videgaray, e imponer a uno de los suyos en la gubernatura, pero eso sí ajeno al PRI, y un extraño para los mexiquenses.
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La complejidad ambiental que lacera al Valle de México se ha convertido en un tema político insorteable. La contingencia atmosférica está muy lejos de ser superada. Las autoridades federales y estatales reman contracorriente siquiera para que los verificentros puedan funcionar adecuadamente. En el corto plazo no se avizoran respuestas satisfactorias. Hasta ahora sólo priva la improvisación e intentos fallidos por mejorar la calidad del aire. Se adolece de planeación y proyectos consolidados.
Lo cierto es que para la población resulta inverosímil que las soluciones sólo transiten en la restricción vehicular, cuando otras fuentes contaminantes no son contempladas en el esquema de abatir la polución. Los grandes intereses de las empresas, la circulación aeronáutica y el transporte público son intocables para las autoridades y su connivencia con los poderes fácticos.
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