Toluca, Edomex. 05 de noviembre de 2018.- El periodo de transición, entre la celebración de las elecciones y la toma de protesta de los ayuntamientos en el Estado de México, es de seis largos meses. A ese periodo, hay que sumar al menos otros tres meses que duraron las campañas, y que en efectos prácticos se convierten en una veda electoral e inoperancia política. En lo pragmático, parece que el último año de los ayuntamientos resulta un año perdido. Entre las precampañas, las campañas y la transición, lo que prevalece es la inacción de los gobiernos municipales.
En decenas de municipios, existe un abandono por parte de las autoridades salientes desde acabada la elección. La condición omisa de los gobiernos locales se agudiza en los municipios donde se registrará una alternancia política: casi el 90 por ciento de los ayuntamientos. De parte del electorado también se advierte indiferencia y apatía hacia las autoridades salientes. Y de parte de los alcaldes electos optan por dejar correr los tiempos políticos. Gobernar antes de tiempo implica un desgaste social innecesario e indeseable.
Los casos más emblemáticos se dan en zonas urbanas. Ecatepec, el más poblado y violento del estado, adolece de la ausencia de su alcalde desde hace algunas semanas. En Toluca se ha venido advirtiendo desde hace meses el deterioro de sus calles. Otro caso es Naucalpan, donde el alcalde ya está instalado como diputado local. Mientras que en Texcoco, Higinio salió desde enero, y desde hace dos meses es senador. En Aculco, la alcaldesa prefirió dar el brinco y convertirse en secretaria de Turismo. Y la lista parece interminable.
En paralelo, las autoridades electorales y jurisdiccionales actúan con demasiada pasividad frente a los seis meses de indefinición. Apenas la semana pasada, el tribunal electoral local determinó sobre impugnaciones de las elecciones municipales. Todavía falta que la sala regional, o en su caso la sala superior, del tribunal de la federación resuelva otras inconformidades. Ahí, los alcaldes ganadores con un margen reducido juegan con la incertidumbre. Las vacilaciones de los tribunales impiden avanzar en la transición de los municipios.
A partir del 7 de diciembre -dentro de un mes-, una vez que hayan concluido los informes de gobierno de los alcaldes, se deberán realizar la toma de protesta de los alcaldes entrantes. Es apenas un acto simbólico, que acompañarán autoridades estatales y los presidentes municipales salientes. Ahí podrán comenzar los trabajos de entrega – recepción. En lo político, deberán transcurrir otros veinte días para formalizar la entrada en funciones de los nuevos ayuntamientos.
Algo anda mal entre los tiempos electorales y políticos de los municipios. Los partidos privilegian los grupos de interés de sus bastiones electorales. Los alcaldes salientes administran el ejercicio del poder por algunos meses. Y los presidentes municipales entrantes apuestan por cuidar las componendas que les dieron el triunfo. Los electores sin mayor remedio que aguantar otros dos meses a que entren los nuevos alcaldes, quienes deberán tener una curva de aprendizaje irremediable, hasta que entiendan sus alcances y sus limitaciones en el ejercicio del cargo. Quizá seis meses, quizá un año más.
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