Toluca, Edomex. 5 de mayo de 2015.- Mónica Aspe Bernal fue designada la semana pasada subsecretaria de Comunicaciones de la SCT. Ella es hija de Pedro Aspe Armella, el poderoso secretario de Hacienda con Carlos Salinas y tutor político de Luis Videgaray. Sustituye a Ignacio Peralta, quien renunció a la cartera para contender por la gubernatura de Colima. Mónica Aspe se suma a los “juniors”, hijos de funcionarios del salinismo hoy empoderados con el peñismo.
Ahí están Claudia Ruiz Massieu, sobrina de Carlos Salinas; Emilio Lozoya Austin -director de Pemex- hijo de Emilio Lozoya Thalman -secretario de Energía-; Andrés Massieu Fernández -coordinador de estrategia y mensaje- hijo de Andrés Massieu Berlanga -exsecretario particular de Carlos Salinas-. Los juniors de los hombres del poder del salinato han logrado cogobernar con el peñismo. Entre mexiquenses, hidalguenses y salinistas parece perfilar la sucesión presidencial de 2018.
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Denisse Ugalde fue electa por segunda ocasión como candidata del PRI a la presidencia municipal de Tlalnepantla. El pasado jueves por la noche, una resolución del Tribunal Electoral dejó sin efectos la candidatura de Ugalde, y obligó al priísmo mexiquense a reponer el proceso interno para elegir a su abanderado. El domingo, Ugalde y los nueve integrantes de su planilla fueron ratificados por la votación de los 443 delegados que asistieron a la reunión en la sede del partido. Este martes, Ugalde podría comenzar con su proselitismo.
Ugalde representa parte de la élite política que visualiza al poder político como una dinastía familiar. Su padre, Arturo Ugalde fue alcalde de Tlalnepantla en 1993 y entregó el poder a la panista Ruth Olvera en 1996. En 2009, Arturo regresó al poder como alcalde del municipio. Para 2012, convirtió a su hija Denisse en diputada federal. Este año Denisse Ugalde compite contra la misma Ruth Olvera, ahora perredista, por la presidencia municipal.
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La reyerta ocurrida en San Salvador Atenco ocurrida hace nueve años sigue convertida en la gran pesadilla que ha perseguido a Enrique Peña Nieto a lo largo de su meteórica carrera política. Fue el caso Atenco lo que provocó el altercado del mexiquense en su paso por la Ibero, durante su campaña electoral y que generó el movimiento Yo Soy 132. A pesar de estar instalado en la Presidencia de México, el caso le persigue en tanto que permanece en la impunidad, y le achacan la responsabilidad como parte de la cadena de mano del operativo policíaco.
Hasta la fecha prevalece el signo de la impunidad. Un par de homicidios sin esclarecer. Y una oncena de mujeres que sufrieron vejaciones sexuales que exigen justicia. Los policías involucrados en los operativos no pisaron la cárcel. Los pocos que fueron procesados penalmente recibieron acusaciones menores. El encubrimiento y la omisión como una tarea sistemática de la procuraduría. Pasó en Atenco y en Tlatlaya, con un procurador timorato que no actúa contra sus subordinados pese a lo evidente.
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