Toluca, Edomex. 04 de noviembre de 2016.- La encuestas carece de rigor en tiempos de desesperación política. Muchos aspirantes han comenzado a difundir sus mejores números de preferencia electoral y posicionamiento personal. Lo cierto es que poco se conoce sobre las empresas que realizan dichos ejercicios probabilísticos, y menos se sabe sobre la metodología que utilizan. Los precandidatos pretenden incidir en la toma de decisiones del próximo candidato a gobernador a partir de sus números de preferencia electoral. Las encuestas proliferarán en los meses por delante.
Los números de las encuestas dan la noción sobre quiénes tienen más oportunidades de ganar. Pero la valoración del peñismo sobre el candidato priísta a gobernador deberá sopesar las componendas políticas de la élite, incluidos los exgobernadores. Ante la desaprobación de gobierno de Enrique Peña, desde ahora se anticipa al Estado de México como el único refugio presidencial del peñismo a partir de diciembre de 2018. Por esa misma razón, Peña requerirá de un gobernador a amplias lealtades, confianzas y capacidades.
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En medio de la violencia irrefrenable que inunda a la opinión pública respecto de la criminalidad del Estado de México, las aspiraciones de Pepe Manzur por la gubernatura mexiquense se desmoronan. Uno de los principales objetivos de la llegada de Manzur a la secretaría general de gobierno hace un par de años, era recomponer la cruenta realidad de homicidios, violaciones, asaltos y secuestros que laceran la entidad. El objetivo, está claro, ha sido un rotundo fracaso. Manzur cuenta con la confianza de Eruviel, pero carga con una loza delictiva ante el principal problema que enfrenta el estado.
El mando único se ha topado de frente con la estadística delictiva que no cede un ápice. La seguridad sigue desarticulada mientras el crimen organizado da muestras de su capacidad para lacerar el tejido social. Las 10 mil cámaras de seguridad, los más de 26 mil elementos policíacos capacitados y procesados en control de confianza, de nada sirven si no se otorgan resultados tangibles. La población no se siente más segura que hace seis años. La inseguridad ha profundizado en las estadísticas, en la percepción y hasta en su difusión mediática.
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La prioridad electoral del año entrante será la tierra natal de Enrique Peña. El Estado de México se ha convertido desde hace cuatro años en el centro político del país. La toma de decisiones del centro ha beneficiado como nunca la entidad mexiquense. Hoy se realiza un encuentro de economistas en tierras mexiquenses con un panel de primer orden para la clase gobernante. En el Centro Cultural Mexiquense, a lo largo de ocho horas, se darán cita en distinto momento tres secretarios de Estado.
Con diferentes paneles, la capital mexiquense le da la bienvenida a José Antonio Meade, secretario de Hacienda. En un segundo momento, también se presentará Idelfonso Guajardo, secretario de Economía. Y para cerrar el panel, asistirá además, Alfonso Navarrete Prida, un viejo conocido de los mexiquenses, en calidad de secretario del Trabajo. La anfitrionía será del gobernador, Eruviel Ávila Villegas. El arropo del gobierno peñista al Estado de México y a Eruviel Ávila es indiscutible.
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