Toluca, Edomex. 04 de agosto de 2017.- Eruviel Ávila puede sentirse tranquilo, ha logrado instaurar a piezas clave de hombres cercanos al poder en las posiciones que pudieran indagar las acciones de su mandato. Desde su despacho, se tomaron las decisiones para imponer en las principales instituciones a quiénes habrán de indagar sus acciones de gobierno en materia administrativa, financiera, jurídica y hasta penal. Eruviel y la clase gobernante han asegurado un final de sexenio sin contratiempos ni preocupaciones.
Hacia finales del año pasado logró colocar a Alejandro Gómez Sánchez como Fiscal General de Justicia. Un hombre cercano al grupo de los Cervantes que domina las posiciones de asesoría jurídica en el entorno del peñismo. Gómez Sánchez llegó al Estado de México de la mano de Alfredo Castillo. Fue parte del gabinete peñista en el equipo de Humberto Castillejos. Fue impuesto al gabinete de Eruviel en su peor crisis de inseguridad. Desde ahí cuidará los intereses de Eruviel y su equipo.
En la víspera, Eruviel terminó por diseñar el Sistema Estatal Anticorrupción, conformado por un fiscal y cinco magistrados, todos con un amplio historial de complicidades y cercanía con el poder público. Ávila privilegió en sus designaciones a hombres y mujeres que le han demostrado lealtad política. Sus resultados salen sobrando, mientras sean parte de los intereses del poder. El caso más emblemático es el de Baruch Delgado, que de presidente del Poder Judicial, pasó a comisionado de Derechos Humanos, y desde ayer magistrado anticorrupción.
Para cerrar el círculo de componendas. Ahí está la designación del exrector Jorge Olvera como comisionado de los Derechos Humanos del Estado de México, y su indivisible cercanía con Eruviel y la clase gobernante. Y una legislatura que se vuelve parte del problema y no de las soluciones ni mucho menos de la vigilancia de un gobernador saliente. Las instituciones al servicio del mandatario y no como parte de un equilibrio frente a la concentración de poder.
A lo largo del sexenio de Eruviel brotaron los escándalos de presunta corrupción protagonizados por el Grupo Higa y el consorcio OHL. Juan Armando Hinojosa y la constructora española exhibidos de cooptar voluntades tanto a nivel federal como estatal. Exhibidos quedaron Apolinar Mena y Gerardo Ruiz Esparza como parte de un severo conflicto de interés. A eso se sumaron posibles sobreprecios a las principales obras de infraestructura. Pese a todo, nada ha pasado ni se avizoran consecuencias para los involucrados.
Con el entramado institucional a su servicio y el triunfo del priísta, Alfredo del Mazo, que deberá oficializarse en los próximos quince días, le da una profunda tranquilidad a Eruviel, porque pese a todo, el ecatepense no será el Javier Duarte mexiquense.
Comentarios a contacto@www.planamayor.com.mx