Toluca, Edomex. 1 de septiembre de 2016.- Este día, Enrique Peña Nieto presenta ante el Congreso de la Unión su cuarto informe de gobierno. Arriba el mexiquense con un amplio desgaste de poder, una profunda desaprobación de su mandato, un declive electoral para su partido y un gabinete que se advierte desarticulado. El priísmo arrastra con un defecto Peña para las elecciones del año entrante donde se renovará la gubernatura mexiquense. El peñismo vive su momento más aciagos en medio de una severa crisis institucional y una inoperancia por contener los daños a la imagen presidencial.
Atrás quedaron los eventos faraónicos y las pleitesías palaciegas. Desde el foxismo, ha sido imposible un encuentro entre el titular del Poder Ejecutivo con el Poder Legislativo. Los partidos políticos fijarán sus posiciones frente a cuatro años de gobierno peñista pero sin que exista un diálogo posible. La glosa del informe mandará un mensaje político sobre los resultados insuficientes que ha dado el gabinete peñista en diferentes áreas de gobierno.
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La reforma educativa está suponiendo una grave crisis escolar para las escuelas públicas del nivel básico en el Estado de México. Cientos de escuelas reportan la falta de maestros para atender las clases de decenas de miles de estudiantes mexiquenses. La reforma que tanto defiende Aurelio Nuño, y pretende legitimar Eruviel Ávila, ha representado diversas dificultades en la contratación de nuevas plazas, lo que ha dejado sin clases al alumnado, no por inconformidad magisterial ni paros de docentes, sino por la incapacidad por anticiparse a un problema inadmisible.
Hasta ahora, tanto el gobierno mexiquense ha sido omiso para asumir posturas institucionales que otorguen certeza de que las clases podrán retornar a la normalidad para los más de 4 millones de estudiantes. La rectoría de la educación, y por tanto la garantía de infraestructura educativa y de la planta docente, transita por los gobiernos locales. El Estado de México que se erigía como paradigma de la reforma educativa ha comenzado a dar tumbos de una reforma legal para la que no estaba preparado instrumentar.
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La próxima semana, Luis Videgaray Caso presentará ante la Cámara de Diputados Federal el proyecto del presupuesto de egresos de la federación para 2017. Más allá de los nubarrones financieros ya anunciados, lo más complejo para Videgaray será la rispidez para negociar la aprobación legislativa presupuestal, cuando la comisión de presupuesto está a cargo del aspirante a la gubernatura mexiquense, Alfredo del Mazo Maza. Entre Videgaray y Alfredo existen diferencias irreconciliables en lo político que supondrán obstáculos con miras al ungimiento del candidato priísta para la elección del año entrante.
En 2015, Videgaray se opuso a que Del Mazo presidiera la comisión de presupuesto. El secretario de Hacienda impulsó a Baltazar Hinojosa a esa posición legislativa, a quien empujó como candidato a la gubernatura de Tamaulipas. Tras su salida de San Lázaro, Luis aceptó a regañadientes ceder la comisión a Alfredo del Mazo. A partir de la semana entrante, ambos deberán conciliar posiciones rumbo a la negociación de su primer presupuesto, jugándose de por medio su incidencia en la elección mexiquense. Al tiempo.
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