Toluca, Edomex. 30 de julio de 2014.- Un silencio incómodo invadió este martes al comisionado de Michoacán, Alfredo Castillo, luego de que se difundiera un video que mostró a Rodrigo Vallejo –hijo del exmandatario Fausto Vallejo- en reunión con Servando Martínez “La Tuta”, el líder de los Caballeros Templarios. El exprocurador de justicia mexiquense afecto a los medios, ayer simplemente no fijó posicionamiento, y debió ser el titular de la PGR, Jesús Murillo quien informó que ya por la noche, Rodrigo se encontraba declarando ante el Ministerio Público Federal para aclarar su encuentro con el criminal michoacano.
Para nadie es un secreto, el desgaste político que ya padece Alfredo Castillo en tierras michoacanas, derivado del ejercicio del poder frente al vacío que dejó Fausto Vallejo, pero además a su confrontación con grupos políticos y sociales del estado, incluido Jesús Reyna y sus aliados, las autodefensas identificadas con José Manuel Mireles, y grupos empresariales y de notarios, que lo ven con recelo en sus decisiones y sus facultades metaconstitucionales. La estrategia en Michoacán parece estar agotada.
En paralelo, Castillo trabaja la posibilidad de convertirse en Procurador General de la República. Los desatinos de Murillo Karam combinados con la lealtad de Castillo hacia el peñismo, le dan una amplia posibilidad por encabezar la PGR. Alfredo fue el encargado de la comisión de justicia durante el periodo de transición en el equipo de Peña Nieto, y desplazado al final por Murillo, quien se desempeñaba entonces como diputado federal y presidente de la mesa directiva en San Lázaro. Pero Murillo se ha mantenido en el cargo por alfileres.
La presencia de Castillo cuenta con el arropo del siempre poderoso Luis Miranda Nava, subsecretario de gobernación, quien desde Bucareli apoya las pretensiones de Alfredo y mermar un poco más a Osorio Chong. Otro alfil que juega a favor de Castillo, es David Korenfeld, quien fue determinante para que ingresara al grupo compacto del peñismo, al ser nombrado procurador de justicia mexiquense tras la caída de Alberto Bazbaz, el socio corporativo de Korenfeld.
Lo cierto es que lo que ocurre en Michoacán pega en el corazón político del priísmo. La colusión puesta al descubierto entre gobernantes y el crimen organizado cobrará un costo político muy alto, que ni el mismo César Camacho como dirigente nacional del PRI podrá sortear, con todo y el deslinde tácito que ya hizo el partido de la familia Vallejo y sus posibles nexos con el narco.
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