Un gran reto tendrá Erasto Martínez en el armado del Presupuesto de Egresos del año entrante. Se corre el segundo año de gobierno de Eruviel Ávila y con ello se llegará al primer tercio de su mandato, donde deberá demostrar ya directrices reales de lo que marcará su gestión. Hasta ahora, parece que no hay una línea estructural de qué es lo que se quiere ejecutar, y en dónde se debe gastar. Han pasado 12 meses de palos de ciego en su gestión.
Por ahora da la impresión de que no hay desarrollo de infraestructura. El mayor porcentaje que se ha inaugurado, entregado y presumido, fue comenzado por la gestión de Peña Nieto. En la difusión de su primer año de gobierno proliferaron los paliativos sociales: útiles escolares, computadoras, zapatos ortopédicos, nada de gran impacto. Grupos reducidos de beneficiados, en alta y muy alta marginación. Mucho gasto y pocas nueces en un año.
Las clases medias y altas simplemente no se encuentran representadas. Ya pasó un año de gobierno, y da la impresión de que ellos no existen. No se identifican con el plan de gobierno de Eruviel. Aplauden lo que haga el gobernador por los más pobres del estado, pero sencillamente no se sienten identificados, porque ni quieren pertenecer a ese grupo social, o porque los apoyos sociales no les han llegado a sus manos pese a sus necesidades.
Por cierto, quienes ven en Erasto Martínez, un candidato eruvielista a la gubernatura mexiquense no se equivocan. El hoy titular de finanzas es una hechura completa de Eruviel, y es sin duda, su hombre más cercano. Sin embargo, los muy fijados ya encontraron una piedrita en el zapato de Erasto, su origen: es de Oaxaca. Si al Grupo Atlacomulco le costó trabajo aceptar a alguien del Valle de México candidato, ni pensar en alguien foráneo.
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La oficina de Enrique Peña Nieto se ha convertido en un buzón de quejas. No hay semana en que decenas de mexiquenses acudan al despacho del Presidente electo para quejarse amargamente de lo que sucede en el gobierno de Eruviel Ávila. El Grupo Atlacomulco, y los llamados “tolucos”, se sienten agraviados por lo que sucede en la gubernatura, donde siguen inundando los nombres provenientes de Ecatepec, la que parece nueva capital del estado.
Lo inevitable y ya también inocultable, es la escisión entre el grupo de Peña y el círculo cercano de Eruviel. Cada quien ha pintado su línea para trabajar por separado. Ávila ha lanzada la advertencia velada de que el viejo régimen no podrá restituirse. Peña sólo espera el momento oportuno para recobrar el control político de su tierra natal, a dónde asegura regresará dentro de seis años, y por nada del mundo cederá la plaza. Hagan sus apuestas.
