Con el inicio del año, hay una rumorología inercial hacia todas las áreas de gobierno. Por ejemplo, hay quien insiste en una eventual salida de Eruviel Ávila como gobernador de la entidad, para incorporarse al gabinete presidencial de Enrique Peña Nieto. La especulación es aderezada, con quien advierte que de confirmarse la premisa, el estado contaría por primera ocasión con gobernadora aunque fuese interina, y muy cercana al inquilino de Los Pinos.
La trama de gobierno también advierte lo contrario. Es momento, señalan, de que Eruviel se afiance como gobernador de la entidad. De esa manera podría hacer cambios en su gabinete y robustecer a su círculo cercano. Hay quien ve con un pie fuera del gabinete a quienes iniciaron el mandato, personajes como Elizabeth Vilchis y Alejandro Hinojosa, que no son de su grupo político y son reciclables en la lógica de la política mexiquense.
En esa posibilidad, se contempla también un nuevo secretario de seguridad ciudadana, ante los escasos y magros resultados de su actual titular Rocío Alonso Ríos. De esa forma, Eruviel podría inclinarse por alguien que ya fue titular de la Policía Estatal y que actualmente gobierna un municipio distinguido por su zona residencial. Todo en el entendimiento de componendas políticas.
En los municipios por cierto, la situación administrativa no camina nada bien. Entre las quejas de los alcaldes, advierten que están atados de manos, puesto que en muchos casos adolecen de una deuda insostenible, aunado a que los recursos que aterrizan en sus tesorerías vienen demasiado etiquetados y su margen de maniobra es demasiado limitado. Esa es su justificante.
Lo que no pasa desapercibido es que el gobernador municipalista que anunció Eruviel Ávila sería durante su campaña electoral no ha podido consolidarse. No hay claridad sobre dotarles de mayor autonomía, capacidad financiera, recaudatoria y de gestión, ni mucho menos de profesionalizar las capacidades de los alcaldes y del personal de los ayuntamientos. Todo parece quedó en promesa proselitista. Y en el fondo, el costo político se asumirá en las elecciones.