Redacción
En los últimos dos años, seis colombianos fueron ultimados en el Estado de México y Distrito Federal, cuyos crímenes se investigan a través de su vinculación con el crimen organizado.
Según una investigación de Eje Central, los colombianos asesinados en los últimos meses argumentar venir a México por negocios, y se instalan en los perímetros del Estado de México y el Distrito Federal con un bajo perfil en zonas residenciales de clase media y media alta, y operarían con una organización criminal propia, se asocian con grupos locales o darían servicios a grandes cárteles, ya sea de lavado de dinero, falsificación de documentos o prostitución.
Hasta el momento la información es escasa. La Procuraduría General de la República (PGR) se tienen expedientes desde hace unos cinco años en los que se alerta de la participación directa y activa en México de colombianos en robos a bancos, en el tráfico de drogas, lavado, crímenes por encargo y secuestros.
Apenas la semana pasada, fue asesinado Álvaro de Jesús Eusse Osorio en una cafetería en Interlomas, en Huixquilucan, Estado de México. Autoridades mexiquenses se encontraron con que la víctima tenía dos pasaportes con nombres diferentes, uno mexicano y otro colombiano, pero con la misma foto, además de una identificación de Venezuela.
En la víspera, el 22 de julio fue acribillado Felipe Galindo Andrés con dos disparos en la espalda y uno en la cabeza, cuando descendía de su camioneta en el estacionamiento de un Sanborns, ubicado en la delegación Miguel Hidalgo. Tenía ocho tarjetas bancarias sin nombre y dos más con nombres distintos, y podría estar relacionado con la clonación de tarjetas.
En 2013, John Jairo Guzmán Vázquez fue secuestrado a plena luz del día en la delegación Benito Juárez, y fue trasladado a una casa de seguridad en Toluca. Días más tarde logró escapar de sus captores, y con la ayuda de su embajada regresó a su país.
Entre agosto y noviembre de 2012, fueron asesinados cuatro ciudadanos colombianos en el Distrito Federal: El 29 de septiembre, Jorge Nayib Roldán Fager, en la colonia Agrícola Oriental, fue encontrado con los ojos vendados, las manos y los pies atados y en su pecho había un mensaje: “soy colombiano y robé, por robar a la mafia lo fumigamos”.
El 16 de noviembre, José Ricardo Quintero y Aldemar Muñoz Moreno, fueron asesinados afuera de un edificio en la delegación Benito Juárez, ambos recibieron al menos 13 disparos en el cuerpo y cabeza. En tanto que Quintero y Muñoz habían sido detenidos tres meses antes en Coyoacán, durante un operativo antinarcóticos, en el que murió Carlos Sánchez Cedeño y donde les incautaron 47 kilogramos de supuesta cocaína, que posteriormente las autoridades dijeron que en realidad era jabón.
En todos los casos, las autoridades no descartan que se trate de comandos colombianos en disputa, donde se les han encontrado a las víctimas identificaciones falsas, incluyendo credenciales del IFE y pasaportes mexicanos, con una estancia poco clara en México y su alta capacidad económica no justificada, ha provocado que las autoridades del Distrito Federal y del Estado de México enfoquen sus pesquisas, para aclarar su muerte, hacia la actividad criminal que aparentemente realizaban en el país, particularmente lavado de dinero, clonación y fraudes con tarjetas de crédito, falsificación de documentos, robos y trata de personas.
