Redacción
Tras la derrota de ayer jueves ante Kansas City, que derivó en un abucheo por parte de la tribuna a todo el Club Deportivo Toluca; un sector de aficionados decidió lanzar una carta abierta a la directiva, donde relata algunos incidentes registrados en la zona de palcos, y le reclama el mal momento por el que transitan los Diablos Rojos en la Liga MX y el fracaso deportivo en la Concacaf.
A continuación, reproducimos la carta de los aficionados dirigida a la directiva escarlata.
No te equivoques directiva, los que anoche te reclamamos y te increpamos ante el pésimo torneo de liga del equipo y el ridículo hecho en Concacaf no somos advenedizos, ni estábamos anoche en el estadio por casualidad.
Somos los mismos de siempre:
Somos los mismos que llevamos 20 años sentándonos en los mismos lugares.
Somos los mismos que cada 15 días adelantamos o postergamos nuestras actividades porque sabemos que a las 12 tenemos un compromiso con el equipo.
Somos los mismos que en cada partido, al minuto 70, nos levantamos a cantar Matador cuando los compañeros de LBR nos gritan: «Que se paren los de Palcos».
Somos los mismos que hemos celebrado campeonatos y llorado finales pérdidas.
Somos los mismos que el año pasado hicimos el viaje a Aguascalientes a apoyar al equipo en la final de Copa.
Somos los mismos que llegamos esperanzados a la final vs Santos y que le aplaudimos al equipo aunque no se logró el título.
Somos los mismos que hemos visitado infinidad de estadios en el país apoyando al Toluca.
Somos los mismos que vimos a Cardozo anotar 29 goles en una temporada y a Cristante establecer el récord de minutos sin gol.
Somos los mismos que lloramos el día que Vicente Sánchez convulsionó en la cancha.
Somos los mismos que nos hemos hecho amigos entre nosotros a través de los años, solo por el hecho de sentarnos juntos en el estadio temporada tras temporada.
Somos los mismos que cada año, o cada temporada pagamos el abono, no importa si el precio se mantiene igual o si se incrementa.
Somos los mismos que llegamos al estadio siempre vistiendo los colores del equipo.
Somos los mismos que nos salimos temprano del trabajo para llegar a los partidos entre semana.
Somos los mismos que en la calle reconocemos a Pereda, a Gassire, al Chato Ferreira o a Víctor Ruiz y nos detenemos a saludar.
Somos los mismos que el día del centenario desfilamos desde la Plaza España hasta el estadio, cantando al unísono con todas las diferentes porras (barras les llaman ahora).
Somos los mismos que ese día hicimos una carne asada con los amigos para celebrar el cumpleaños del Club.
Somos los mismos que tanto nos emocionamos con un gol como sentimos frustración cuando el equipo va mal.
Las voces que escuchaste anoche no eran voces desconocidas. Son las mismas voces que han gritado los goles de Triverio, que han alentado a Salinas, que han aplaudido a Talavera, que han elogiado al Cocho, que han increpado al árbitro y principalmente al abanderado que le toca esa banda cuando sus decisiones no favorecen a nuestro equipo. Son las mismas voces que gritan Diablos! Diablos! y que tú, directiva, conoces perfectamente porque siempre las escuchas muy cerca de tu lugar en el estadio. Son las mismas voces que gritaron Sí se puede! en el 98 y las mismas voces que se lamentaron cuando el Bofo nos anotó en la final del 2006.
Esas voces han estado ahí mucho tiempo, mucho más tiempo que muchos de los que se sientan en el palco de honor. Esas voces ahora se levantan ante la catástrofe en la que está metido el equipo.
¿No podemos reclamar? ¿No tenemos derecho a exigir?
No era necesario:
No era necesario mandar veinte gorilas a resguardar el palco de la directiva ante los gritos de la gente.
No era necesario que dichos elementos amenazaran a los aficionados sentados en los palcos 9 y 10, provocando el miedo ante lo que pudiera suceder.
No era necesario espantar a los niños que, desde que eran bebés de brazos han ido al estadio, y que sienten los colores más que muchos de ustedes. Quedaron desconcertados ante una situación que NUNCA JAMAS se había visto en nuestro estadio.
No era necesario que las señoras que cada partido acompañan al equipo prefirieran retirarse al minuto 65 al ver amenazada su seguridad personal.
No era necesario que los elementos de «seguridad» se le fueran encima al chico que reparte las revistas solo porque tuvo la osadía de decirte, mediante una seña, que te hace falta algo (mucho, diría yo).
No era necesario presenciar un espectáculo deprimente en la tribuna, inusitado, desastroso. Si te diste cuenta, ante esta situación, se vació el palco 9.
No era necesario llegar a estos extremos.
En serio, si en 20 años nunca hemos tenido una situación de violencia en nuestra tribuna, no veo porque pudiese haber sucedido anoche. Fuiste tú quien trajo la violencia a nuestra grada.
Ahora vas a decir que esto no es cierto. Aquí están las fotografías, tomadas a 2 metros de distancia del palco de honor, el cual por cierto se encontraba bastante vacío. Solamente alcance a ver a Francisco Suinaga, a Jaime León, a los dos Robertos Salgado y a tres personas más del otro lado. ¿Donde están todos los lambiscones que llenan ese palco en las liguillas y los partidos importantes? No los vi anoche.
En cambio, a los que si vi anoche, fue a los mismos del siempre.
