Por Juan Carlos Cartagena Abaurre
Un país literalmente sacudido, donde la tristeza se huele y el pánico se une a la paranoia para seguir castigando, es tiempo de empezar a levantarse, a unirse sin importar los colores, los gustos, preferencias; olvidar rencores y vivir el aquí y ahora.
El futbol regresa, y con él debe regresar la alegría, recordar que en el deporte no hay enemigos, sólo rivales. Justamente Toluca enfrenta en casa en una semana a dos de sus más arraigados rivales, Pumas y América, empezando por los felinos.
El 11 inicial
De entre lo malo siempre hay algo bueno, Toluca va a recuperar jugadores lesionados. Rubens, Osvaldo, y hasta Vega ya podría ser tomado en cuenta por Hernán. En su 11 inicial deberá notarse el regreso de González (si es que su ritmo se lo permite) y lo demás podría ser exactamente lo mismo que inició contra Querétaro.
El rival
Unos Pumas que han tenido un semestre de malas decisiones, sin continuidad ni planeación, sin pies y hasta sin cabeza, ya que Nico Castillo tampoco ha podido ser el delantero del torneo pasado a falta de compañeros de su nivel. Un felino espantado es un simple minino, pero uno desesperado puede ser muy peligroso. Veremos cuál de estos es el cuadro azul y oro.
La clave
Hay dos palabras clave en este partido: Experiencia y desesperación.
No hay duda que Toluca posee más experiencia para manejar los tiempos del partido y hacerlo jugar a su propio ritmo. Los circuitos en ofensiva los tiene bien trabajados Cristante, con Rubens y Gómez por fuera y/o en diagonal, para los relevos de los laterales, y sumada la inclusión de Canelo el equipo ha carburado bien y mejor.
Toluca es el obligado, por su localía, exigencia, lugar en la tabla, jugadores y demás, pero el desesperado es Pumas, así que los Diablos deben ser inteligentes para no confundir esas dos palabras y que al paso del tiempo la desesperación juegue en su terreno. Ciertamente UNAM también tiene obligaciones, pero el miércoles tendrá más síntomas de desesperación que otra cosa.
La paciencia para abrir a Pumas será fundamental, y una vez que se haga, el manejo de partido, dolor de cabeza de los últimos años, se volverá a poner a prueba.
Conclusión
A cada silbatazo las emociones se ponen en juego. Al final de un partido por la alegría del triunfo, la frustración de un empate o el coraje de una derrota. Últimamente estos sentimientos se han mezclado para aficionados del Toluca, una victoria que parecería muy buena te deja un extraño sabor por la forma en que casi te alcanzan. Un empate a cero goles, que sería interesante, dejó más dudas que afirmaciones. Eso es el futbol, y en su último juego de Toluca confirmamos su bipolaridad, un tiempo en el que 15 minutos de lucidez les dio tres goles e igual número de puntos, y 50 minutos (5 del final de la primera parte y el segundo tiempo) que por poco se los quita.
Cada silbatazo final nos confirma que pronto habrá otro, un silbatazo que dé inicio a un nuevo partido, con ilusiones renovadas o con motivación por reafirmar. Eso tendrá que hacer Toluca esta semana, empezando por Pumas, tratar de confirmar su buena localía y esos primeros 40 minutos vs Gallos, pero también debe rectificar los últimos 50 de ese extraño partido ante Querétaro, en el que se pecó de exceso de confianza.
Gracias por leerme y jugar conmigo.
