Juan Carlos Núñez Armas*
Al concebir este artículo me encontré ante una pregunta existencial importante y ahora quisiera plantearla a ustedes, amables lectoras/es… ¿a qué clase social consideran que pertenecen? La pregunta parece sencilla de responder, pero en términos académicos no está tan claro el asunto.
Comenzaré por contarles que, de acuerdo con la encuesta presentada por De las Heras-Demotecnia en 2019, 6 de cada 10 mexicanos se percibe como clase media. Pero realmente no existe una definición aceptada por todos de qué es la clase media. Suele decirse, cómodamente en mi opinión, que son aquellas personas que no son pobres pero tampoco ricos, pero el caso es que la pobreza no es una clase social es una condición de carencia o limitaciones.
Para el investigador Rodrigo Negrete la definición de clase social media, es más compleja y tiene que ir más allá de lo económico y, puesto que no existen fronteras de dónde empieza una clase social y otra, por consiguiente, tiene que ver más con aspectos de cómo gasta un individuo, que puede comprar varios artículos más allá de los puramente indispensables, como celulares, computadoras, vehículos, electrodomésticos y contratar servicios como Internet, televisión por cable, seguridad privada, etc.
El Banco Mundial, en un intento de definición económica los describe así: “…son las personas que tienen una baja probabilidad de caer en pobreza y que tienen un ingreso per cápita diario entre los 13 a 70 dólares (unos 260 a 1430 pesos mexicanos aproximadamente). Mientras que la Organización Mundial de Comercio establece que al menos hay dos tipos una clase media: consolidada, con ingresos entre los 13 y 70 dólares per cápita diarios, ya mencionados; y vulnerable, cuyo ingreso oscila entre los 5.5 y 13 dólares per cápita (unos 110 a 260 pesos mexicanos aproximadamente).
Dicho lo anterior ya me siento más tranquilo y con menos remordimiento de conciencia de pertenecer a la clase social media y seguramente existe una alta probabilidad de que mis amables lectoras/es también sean de clase media. Pero entonces ¿cómo votamos? ¿qué hizo que el presidente Andrés Manuel se molestara tanto contra la clase media? Analicemos algunos datos.
Con los cómputos realizados sabemos que Morena y sus aliados alcanzaron más de 21 millones de votos mientras que la coalición PAN-PRI-PRD alcanzó 19.47 millones de votos, en todo caso Morena tiene la mayoría y tendremos un congreso donde frecuentemente habrá una mayor confrontación ,y esperemos, exista un debate de altura y por cuestiones que mejoren las condiciones de los ciudadanos.
Con los números arrojados, en todo el país, por la elección sabemos que, ciertamente, las personas que tiene una preparación universitaria o superior votaron menos por Morena; los hombres y mujeres tuvieron un voto similar, votando por igual la coalición PAN-PRI-PRD que a la coalición encabezada por Morena; se observa 5 por ciento menos votos para Morena y aliados entre los jóvenes de entre 18 a 29 años y entre personas de 30 a 49 años. Sin embargo, los mayores de 50 años incrementaron su voto por Morena en comparación con el proceso de 2018.
Al hacer el ejercicio por municipio, es bastante claro que la clase media votó en contra de Morena. Recordaremos que al parecer en la elección que acabamos de vivir, más que votar por un candidato o propuesta, se votó en contra de alguien, o para que no ganara un partido o candidato.
Este ejercicio nos lleva a saber que el 41 por ciento de los alcaldes alcanzaron la reelección, es decir hay un rechazo a la autoridad más cercana a los ciudadanos, dado que el 59 por ciento no votó por la continuidad de los alcaldes. Es fácil observar que los ciudadanos saben bien por qué están votando, tanto que identifican el origen partidista que su candidato y podemos decir que “jaló la marca hacia el partido dominante”, por ejemplo en Toluca el candidato de la coalición “Va por México” Raymundo Martínez, el PRI obtuvo más votos, al identificar los electores el origen de su candidato priista, y así podemos citar infinidad de casos.
Si comparamos el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de los municipios, encontramos que el voto de las clases medias no sólo se dio en municipios de más alto IDH como Huixquilucan, Metepec, Toluca y Naucalpan, también se presentó en municipios donde hay una clase media significativa como Ecatepec, Ixtapaluca, Tultitlán o Tecámac, que en esta ocasión votaron por Morena. También es el caso que en municipios donde hay más pobreza optaron por la coalición “Va por México” como en Donato Guerra, Villa de Allende, San Felipe del Progreso.
En conclusión, en el Estado de México no se encuentran indicios de que la clase media optara completamente por darle la espalda a Morena como fue el caso de la Ciudad de México. En nuestra entidad lo que se observa en mayor proporción es un voto en contra de las condiciones locales atribuidas a las autoridades municipales y en consecuencia la coalición contribuyó a competir mejor como oposición. Quién sabe si dé buenos resultados como gobierno, así como tampoco sabemos si Morena gobernará bien donde ganó contundentemente. El fenómeno que observo lo sintetizaría como la opción del electorado para dar oportunidades a gobernantes diferentes.
El fenómeno generalizado, en nuestro estado y en todo el país, es que la democracia pasó con buena calificación la prueba a la que fue sometida. Podemos concluir que la apuesta del electorado es la alternancia y que ejercen su derecho de votar por uno u otro partido cuando deciden “cambiar de marca”. Esperemos que los nuevos gobernantes no pierdan esto de vista y aprovechen cada día para dar resultados en beneficio de todas las clases sociales, sin divisiones, sin confrontaciones estériles y con más diálogo y apertura. Con la decisión real de escuchar a los seres humanos, con sus historias particulares, que conforman este plural y complicado entramado que es la sociedad mexicana.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM. Y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.
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