Toluca, Edomex. 29 de junio de 2016.- Carolina insiste. Quiere ser gobernadora del Estado de México antes que quedarse como presidenta nacional del PRI. Para Monroy está claro que permanecer en la dirigencia priísta la descarta de la contienda electoral mexiquense. En medios nacionales, Carolina ha roto las reglas no escritas del priísmo, y se ha destapado por segunda ocasión en menos cinco meses. A más de uno de los más aspirantes, la conducta de Carolina no les tiene satisfechos.
Sin embargo, Carolina tiene tres factores en contra de su destape. En primer lugar, Monroy es tan responsable de la derrota como el defenestrado Manlio Fabio Beltrones. En su búsqueda electoral se distingue una nula autocrítica. En segundo sitio, ser prima del presidente Enrique Peña Nieto parece ser un factor que resta, cuando los niveles de aprobación de Enrique se han des-peñado. Y por último, romper el silencio y destaparse, resulta una afrenta para el gobernador Eruviel, sin que haya pasado siquiera su quinto informe de gobierno.
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Muchos de los operadores electorales mexiquenses que andaban desperdigados en las elecciones de 12 gubernaturas han regresado a casa. En la mayoría de los casos, retornaron con las manos vacías. Perdieron en 7 entidades. En Veracruz, Tamaulipas, Durango y Quintana Roo, en estados que no conocían la derrota priísta. En el PRI que encabeza Carlos Iriarte, los han decidido rotar de sus municipios o distritos con víspera a la elección de gobernador. En todos los casos se advierte una honda preocupación por los comicios del año entrante.
Con los mismos operadores electorales que perdieron 7 batallas electorales, pretende el partido en el poder dar la pelea en casa. Viajaron, gastaron dinero y perdieron la elección. El panorama pinta desolador y complejo para la tierra natal de Peña Nieto. El principal temor del PRI es el mismo que hace seis años: una alianza PAN – PRD. Pero su debate hoy se concentra en los cinco, seis o diez que aspiran por la candidatura priísta a gobernador.
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Algunos duendes habrían metido mano en la redistritación electoral. Los dados parecen cargados para que, pese a quitarle peso electoral a las zonas geográficas dominadas por el PRI, ese beneficio se traslade al Valle de México. La suspicacia ha comenzado a permear entre la oposición. Con ajustes de última hora, todo apunta a que las instancias electorales habrían cedido a las presiones políticas, para compensar al priísmo con la conformación de distritos a modo. El PRI ganó perdiendo. Los tiempos del “carro completo” no terminaron, sólo cambiaron de lugar.
Que nadie se sorprenda si la oposición comienza un fallido reclamo contra la redistritación. La decisión está tomada para tener una nueva configuración distrital pero el PRI ya ha garantizado desde hoy un campo disparejo. El diseño electoral parece basarse más en las condiciones electorales que le favorezcan al partido en el poder. La izquierda, del PRD y Morena, empezarán a patalear por el arrebato en sus bastiones, es decir, por sus cotos de poder, aunque no necesariamente por las causas justas que dicen representar. La lucha por el poder se ha desatado.
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