Toluca, Edomex. 24 de octubre de 2018.- Alejandra del Moral fue ungida por imposición. El priísmo mexiquense eligió las formas de siempre. Durante casi cuatro meses jugó a la especulación, para terminar donde comenzó el desastre de su derrota. El año pasado, el PRI quedó en segundo lugar, y por fortuna de las matemáticas y la suma de sus aliados electorales, alcanzó para que Alfredo Del Mazo se convirtiera en gobernador. Los responsables de la primera derrota priísta en una contienda de gobernador fueron Alejandra del Moral -presidenta del partido-; Ernesto Nemer -coordinador de campaña-; y Eric Sevilla -coordinador de activismo electoral, hoy secretario de Desarrollo Social-.
Pese a la hecatombe, que estuvo a punto de desterrar al Grupo Atlacomulco del Poder Ejecutivo que ostenta desde hace 75 años, Del Moral ya fue rescatada y recompensada en tres ocasiones, en escasos doce meses. Primero, fue nombrada secretaria de Desarrollo Económico; luego fue candidata a senadora, en donde sucumbió acompañada de su nuevo padrinazgo político; y desde ayer, retornó a la oficina junto al salón presidentes del priísmo estatal. Los méritos no se encuentran en su militancia, ni en sus resultados. Las razones de su encumbramiento son atribuibles a sus relaciones políticas, y también a las sentimentales.
Alejandra llegó a la dirigencia estatal priísta hace veinte meses bajo el arropo del hoy canciller, Luis Videgaray. Pero todo apunta a que su fortuna política ya responde a otros grupos interés. Casada con Paul Ospital -exsecretario particular de César Camacho Quiroz-, hace suponer que Alejandra ha sido reclutada por el círculo cercano del exgobernador. Hace diez meses, Camacho la aceptó como compañera de fórmula al Senado, y hoy, sumidos en la derrota, la ha impulsado como dirigente estatal priísta.
César Camacho es el exgobernador con mayor vigencia e influencia en el actual sexenio, y eso lástima los intereses de otros exgobernadores que se han encargado de entorpecer la incipiente dirigencia de Alejandra. Lo cierto es que César cuenta con los afectos del todavía presidente de México, y ha encontrado los mecanismos de incidir en la toma de decisiones del gobierno delmacista. Camacho ha dispuesto sus piezas en el gabinete estatal, en órganos autónomos, en el priísmo nacional y estatal, y hasta en instituciones académicas.
Los priístas han entrado en una severa contradicción. La militancia quería un liderazgo jurásico pero no querían una imposición. Buscaban una renovación pero tampoco están conformes con alguien desconocido. Pretenden recuperar la confianza del votante y ganar elecciones futuras, pero repitiendo esquemas, reciclando cuadros y cometiendo los mismos errores. El único voto a favor que encuentra Alejandra es su juventud, y su condición de mujer. Sus arengas llenas de coraje y groserías podrían ser insuficientes en su coyuntura opositora.
Nacho Beltrán recibió su premio de consolación. Ocupó la Sedagro por menos de un año. Su cercanía con Cruz Roa lo pone en desventaja frente a un grupo político que busca distanciarse de todo lo que huela a Eruviel. Su paso por la Secretaría General del PRI será como muchos otros, meramente testimonial.
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