Toluca, Edomex. 23 de julio de 2018.- Carlos Alberto Ulloa Pérez, originario del Estado de México, será el próximo secretario particular de Claudia Sheinbaum Pardo, la futura jefa de gobierno de la Ciudad de México. Es hermano de Emilio y Gerardo Ulloa, quienes hace algunos años fueron militantes del PRD, y desde hace tres años emigraron a la oleada morenista. Gerardo Ulloa será por su parte diputado local en la legislatura mexiquense. Emilio, por ahora, está en la banca, pero ya fue legislador local hace quince años.
La trayectoria de Carlos Ulloa no es obra de la casualidad. En el periodo de Sheinbaum como jefa delegacional en Tlalpan, el propio Ulloa se desempeñó como director de servicios urbanos. En campaña, fue nombrado titular de atención social. Ayer, cuando Sheinbaum presentó a su gabinete, apareció Ulloa como el brazo articulador de la Secretaría Particular. Esa es una señal positiva para Alfredo Del Mazo y la búsqueda de una coordinación metropolitana.
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Las señales financieras del gobierno de Alfredo Del Mazo no son las más favorables para los grupos más vulnerables. Mientras por un lado, ha planteado reestructurar la deuda pública, Del Mazo ha comenzado a tomar decisiones bruscas que han cancelado una decena de programas sociales del DIF, del Cedipiem y otros más de combate a la pobreza ante la incapacidad financiera. La administración de Eruviel Ávila le heredó un aparato inviable, endeudado y con un margen de maniobra muy limitado para gobernar.
El devenir político delmacista se agudiza ante la pérdida de la mayoría legislativa y de una abrumadora oposición hasta en los municipios. Del Mazo buscará apretar el paso para salvar la deuda pública; y el régimen de pensionados y jubilados del estado. El problema se agudiza frente al colapso del sistema de salud, que al inicio del sexenio fue diagnosticado en fase terminal. Con ese contexto adverso, Del Mazo afronta desde ahora el desafío de su primer informe de gobierno.
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Claudia Ruiz Massieu ha comenzado a diseñar la reestructuración del PRI tras la debacle electoral. Lo cierto es que, la dirigente priísta no actúa de manera individual y tendrá incidencias externas en sus decisiones. Es indisoluble su vinculación con el expresidente Carlos Salinas, pero su prelación como presidenta del priísmo se dio también desde Los Pinos. Algo en común acuerdo se anticipa entre Salinas y Peña, y se determina la exclusión de los tecnócratas en la recomposición de un partido en ruinas.
La clase gobernante, muy en específico las élites del poder vinculadas al Estado de México, son responsabilizadas por los mismos priístas, como los artífices de la derrota electoral. Los mexiquenses deberán ser parte de levantar los escombros del partido en el poder, pero hay grupos de interés que exigen su marginación. Enrique Peña deberá mandar señales de su interés por mantener su influencia como expresidente, o el repudio en las urnas, podría alcanzarlo al interior de su partido, y desde sus más cercanos colaboradores.
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