Toluca, Edomex. 6 de julio de 2016.- Eruviel Ávila pretende retrasar los tiempos sucesorios del Estado de México para evitar la pérdida de gobernabilidad en la recta final de su gestión. Al mandatario mexiquense le restan poco más de 14 meses en el poder, pero las aspiraciones y los tiempos adelantados del partido en el poder rebasan su margen de maniobra como primer priísta del Estado de México. Es menester que los aspirantes a sucederlo calmen sus ansias para no crear vacíos de poder en torno al ecatepense.
A la distancia, el mayor logro eruvielista es haber vencido a quienes apostaron a su fracaso personal y le achacaron que sólo duraría dos años como gobernador para posteriormente perdir licencia y dejar el poder en alguien más. Bajo diversas componendas políticas, Eruviel se ganó la confianza de Luis Videgaray y Aurelio Nuño, quienes lo arroparon en la permanencia de la gubernatura mexiquense. Quienes pretendieron descarrilarlo desde oficinas del gabinete peñista ven en la sucesión una nueva oportunidad para ganarle su capacidad de influencia.
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El Mando Único no ha mostrado resultados sobre la capacidad de coordinación entre las fuerzas policíacas. Hasta ahora, su actuación se limita a una amplia concentración de poder depositada en la Policía Estatal, que de un plumazo desapareció las corporaciones municipales dd Chiautla y Chiconcuac. El centralismo como política pública para combatir la inseguridad, que en los hechos se interpreta como una encrucijada para tomar el control político, administrativo y social de ciertos municipios.
Lo que impera en las decisiones del Mando Único son facultades metalegales caracterizadas por la discrecionalidad. Tal vez a manera de revanchismo político, y con diagnósticos poco transparentes, la Policía Estatal advierte anticipadamente la disolución de otras tres corporaciones. Eruviel erigido como una figura presidencial, cuyo poder se deposita en el Poder Ejecutivo con la capacidad para tomar el control de las policías locales, bajo el consentimiento y el sometimiento de las autoridades municipales, que han entregado su autonomía a la injerencia insana del llamado Mando Único.
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Lorena Marín ayer tomó protesta como senadora de la República por el Estado de México para cubrir la vacante de la hoy secretaria de Educación, Ana Lilia Herrera Anzaldo. Hasta el año pasado, Lorena era secretaria general del PRI, por arropo de la exalcaldesa de Metepec. Sin tener una trayectoria sólida, responderá a los intereses y al cobijo de Ana Lilia. Su inexperiencia legislativa le costará asumir también un gran costo político.
Otro espacio que dejó vacío Ana Lilia es su curul como miembro de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, a cuya encomienda había sido designada hace algunas semanas. A una semana de su nombramiento, al interior de la Secretaría de Educación estatal prevalece el nerviosismo frente a posibles ajustes que puedan ejecutarse en la estructura orgánica de la dependencia, que promueva el proyecto personal de Ana Lilia por la gubernatura mexiquense.
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