Toluca, Edomex. 03 de septiembre de 2018.- La bancada del PRI se encamina a un escandaloso caso de “juanitos” en la incipiente Legislatura del Estado de México. Entre la opinión pública se pretende normalizar la reelección de Darío Zacarías Capuchino y Miguel Sámano Peralta como diputados locales suplentes plurinominales. Lo cierto es que tanto Juan Millán Márquez como Rodolfo Jardón penden de un hilo, a pesar de haber sido inscritos por el priísmo en la víspera de las campañas electorales; y pueden ser suplantados sin causa justificada más allá de la componenda política de sus posibles reemplazos.
Los “juanitos” de la Legislatura Estatal tenían resuelto ser protagonistas del Congreso mexiquense. Sin embargo, el escenario era tan desolador previo a la elección, que el PRI determinó inscribir como suplentes a Darío y Sámano. Ahora, todo apunta a que al menos Jardón deberá separarse del cargo de legislador para darle su paso a Sámano, quien incluso se convertiría en coordinador de la minibancada de 12 diputados priístas. El ungimiento no vendría necesariamente del partido ni mucho menos de los legisladores. Alfredo Del Mazo estaría otorgando espacios de decisión a los exgobernadores.
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La Sala Superior del TEPJF le corrigió la plana al Tribunal Electoral Estatal. A pesar de la exigencia social, por cambiar el régimen político en las pasadas elecciones, aquí en el Estado de México, muchos órganos autónomos siguen respondiendo a intereses del poder central y a las instrucciones del partido gobernante. Morena recuperó la mayoría abrumadora que le arrojaron las urnas y que le había asignado el Instituto Electoral. Los magistrados locales quedaron exhibidos en su complacencia al Poder Ejecutivo. Cuando le quitaron 10 diputados locales a Morena actuaron como personeros del gobierno en turno.
Morena y sus diputados locales tienen tanto poder, que podrán cogobernar con Alfredo Del Mazo si así se lo proponen. Cuentan con los diputados suficientes para modificar la constitución local, abrogar las leyes más recientes que han sido altamente cuestionadas, particularmente la del Issemym. Desde la Legislatura, tendrán el margen de maniobra necesario para ajustar presupuestos a la austeridad que han pregonado. Vigilar desde sus funciones a los ayuntamientos, a los demás órganos autónomos y generar un rígido contrapeso al gobernador.
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El sábado pasado arrancó funciones la 64 Legislatura Federal. Óscar González Yáñez fue evidenciado por el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, por su falta de oficio político y sus limitaciones entre las élites del poder público. El petista de Metepec no despuntará a grandes decisiones. Desde hace muchos años, dejó de pertenecer al círculo de confianza de López Obrador, y sólo ha mantenido su coto de poder en el PT mexiquense. Óscar será un diputado más, en una bancada que se ha reducido a la quinta fuerza política al interior de San Lázaro.
En la misma fecha, Carlos Iriarte, se despidió de su tarea como legislador federal. Al excoordinador de la bancada priísta le vendrá una larga noche en su trayectoria política, si el gobierno delmacista llega a cobrarse los agravios de Iriarte, cuando era dirigente priísta y quería ser candidato a gobernador. El pecado de ser juez y parte, jugando de frente al actual mandatario de una decisión que ya estaba tomada desde Los Pinos.
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