Toluca, Edomex. 03 de marzo de 2017.- La élite política mexiquense poco a poco está siendo relegada de las posiciones de privilegio. En la dirigencia nacional del PRI, una fuerte resistencia se opuso al ascenso de José Murat -casado con la atlacomulquense Aurora Alcántara- como secretario general de la CNOP. Y esa misma jugada, abrió la puerta para descarrilar a Carolina Monroy del Mazo -prima del presidente Peña Nieto y del precandidato único Alfredo del Mazo-, quien presentará su renuncia a la secretaria general priísta en los próximos días.
A 15 meses de la elección presidencial, la clase política mexiquense se encamina al despeñadero. José Murat, estaba decidido, se convertiría en secretario general de la CNOP. Sin embargo, de última hora, será el jalisciense Arturo Zamora quien encabece al sector popular en el priísmo nacional. A Murat –padre del gobernador oaxaqueño y extitular de televisión y radio mexiquense, Alejandro Murat- le han prometido como premio de consolación presidir la cada vez más olvidada Fundación Colosio.
De esa ecuación se desprende que Zamora abandonó ayer la secretaria de organización del PRI nacional. En su lugar fue nombrada Claudia Ruiz Massieu –exsecretaria de Turismo y excanciller-, quien desde esa posición estaría en condiciones de convertirse en secretaria general del PRI por prelación, ante la imposibilidad de llegar a ese cargo en un proceso electivo, en una anticipada renuncia de Carolina Monroy. La exalcaldesa de Metepec nunca encontró la empatía con Enrique Ochoa Reza, y deja su lugar a la sobrina del expresidente Carlos Salinas de Gortari.
Con la misma vertiginosidad con la que el Grupo Atlacomulco abarcó todos los espacios de poder posible, una vez que instalaron a Enrique Peña en Los Pinos, ahora se anticipa su repliegue en los diversos ámbitos de la vida pública. El mayor desafío inmediato consiste en retener el poder político de la gubernatura mexiquense, y desde ahí, repensar y recomponer sus objetivos. Alfredo del Mazo Maza hoy será electo como candidato a gobernador, y tendrá el reto más competido de la historia priísta en el bastión electoral mexiquense.
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En el PRD se evitaron la necesidad de orquestar un “chuchinero”, y decidieron suspender de tajo la elección interna contemplada para el próximo domingo. La dirigencia nacional perredista decidió que el candidato a la gubernatura se determine por encuestas, y en esa lógica a nadie debe sorprender que el candidato sea quien más ha gastado en su promoción personal en los últimos doce meses. La corriente ADN ya tenía lista la movilización de sus huestes, pero ahora tiene en la bolsa el ungimiento de Juan Zepeda.
Entre julio de 2016 y febrero de 2017, Zepeda instrumentó tres procesos de propaganda. En primer lugar, el perredista difundió su informe de labores legislativo -igual que hizo el priísta, Alfredo del Mazo-. En un segundo momento, pagó a una revista para usar el subterfugio de la portada de la publicación en espectaculares por todo el estado. Y por último, para apuntalar su candidatura, promovió su precandidatura a gobernador. En todos los casos, prácticamente usó los mismos espectaculares y casi la misma fotografía, con algunos matices. En Lerdo 300 deben estar felices con esa decisión.
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