Enrique Peña Nieto y Eruviel Ávila Villegas afinan el relanzamiento de la estrategia de seguridad que será presentada en diez días para el Estado de México. El pasado viernes, Eruviel sostuvo una encerrona en Los Pinos, junto con su antecesor, el Presidente Peña Nieto, para determinar las medidas que permitan contener y disminuir la criminalidad en la entidad, que en el primer trimestre rebasa las 200 ejecuciones y alcanza los 41 secuestros denunciados.
En el encuentro, estuvieron el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y el Comisionado de Seguridad Nacional, Monte Alejandro Rubido García. Hay certeza de que las medidas tomadas hasta ahora han sido insuficientes. A Eruviel no le mandarán un comisionado como en Michoacán para no debilitarlo, pero sí habrá un rediseño institucional, y muy probablemente cambios en la estructura de su gabinete de seguridad, como acciones inmediatas.
Cuando Alfredo Castillo llegó a Michoacán, lo primero que pidió fueron hombres de confianza, y prescindió del Procurador de Justicia y de al menos cinco delegados federales en la entidad. Eruviel sabe que para recibir el respaldo de la federación deberá ceder posiciones. La apuesta de Ávila es ganar perdiendo. El ecatepense entiende que para salir del atolladero no puede solo, y con la endeble estructura policíaca que tiene el estado. Contreras Nieto y Rocío Alonso podrían hacer maletas, mientras que Indalecio Ríos, ni habla, ni aparece.
Rubido lo tiene claro. No se trata de mandar más policías, como si la mera presencia de agentes resolviera el problema de raíz. En las últimas semanas se hace un rastreo de inteligencia para encontrar las causas, los polígonos de influencia y determinar la estrategia a seguir. Los mexiquenses exigen que se vaya más allá de los discursos, de las fotografías del evento, y que puedan sentirse más seguros cuando salen a las calles. Un reto nada sencillo.
La criminalidad salta de un municipio a otro, no se detiene. En muchas zonas del estado, en colonias populares y marginadas, se vive un toque de queda con calles que se vacían apenas oscurece. El temor frente al crimen es inconmensurable y ha rebasado por mucho a las autoridades. La alerta tocó fondo, y con esa misma dureza se buscará enfrentar un problema que acumulado por años, que no es nuevo, pero que está en la mayor crisis de la historia reciente.
El asunto no es sólo delincuencia organizada, vinculada con ejecuciones, narcomenudeo y secuestros. También pega con fuerza la delincuencia común, el robo en todas sus modalidades, ayer puesta en evidencia con el robo de una joyería en Plaza Satélite. Hace poco más de un año, ocurrió un evento similar en la zona de Interlomas. Este año, han proliferado los robos bancarios, y a cuentahabientes, incluido el estudiante de la UAEM, muerto en Ecatepec. Hay complicidad, omisión y corrupción por doquier. Sólo así se explica el problema.
