Muy regular el desempeño de César Camacho Quiroz al frente del PRI nacional. La elección para gobernador en Baja California, que era la principal apuesta electoral, se quedó en manos del panista Francisco “Kiko” Vega. El panismo local acumulará, con el triunfo de ayer, treinta años en la gubernatura fronteriza, con cinco mandatarios en fila desde Ernesto Ruffo. El PRI obtuvo mayorías en sus principales bastiones como Chihuahua, Durango, Tamaulipas y Quintana Roo.
Si alguien regresa con las manos vacías, ese es Manlio Fabio Beltrones. Le sucedió hace un par de años, cuando su delfín Manuel Añorve perdió los comicios por la gubernatura de Guerrero. Ahora vuelve con una derrota a cuestas para su pupilo Fernando Castro Trenti. Y con ello, quien concentrará mayor poder es la figura presidencial representada por Peña Nieto. La reinstauración del régimen gana con la derrota en Baja California.
Lo complicado para el priísmo camachista se concentró en grandes ciudades como Aguascalientes, Puebla y Boca del Río. Ahí el PAN se apuntó victorias pese al pleito soterrado de sus liderazgos. El PRD de los Chuchos, se colgó de los triunfos aliancistas, pero que se dieron en plazas electorales en algún momento dominadas por el panismo, y no tanto por los buenos oficios de Gustavo Madero. A César Camacho le bastó la maquinaria para imponerse.
Los cacicazgos locales funcionaron como en antaño. En Hidalgo, la segunda tierra más empoderada del Gobierno de la República, se apuntó el “carro completo” para beneplácito de Osorio Chong, Murillo Karam y compañía. En Coahuila, los Moreira mostraron el músculo sin mayores complicaciones. Y hasta los Yunes, en partidos distintos, se impusieron en Veracruz. El abstencionismo por cierto, arrasó en todos los casos sin excepción.
Pasadas las elecciones, el gobierno de Enrique Peña entrará en la fase más complicada de su mandato. Meterá el acelerador para sacar las reformas hacendaria y energética, sin importar ya el costo político. Se trata de las reformas de mayor debate y resistencia. El segundo semestre del 2013, será decisivo para aprobar ambas, una a cargo del mexiquense Luis Videgaray Caso, y la otra en manos de Pedro Joaquín Coldwell y Emilio Lozoya.
En unos comicios, donde todos se declararon ganadores, el Pacto por México podrá caminar por encima de los procesos legislativos. Madero y Zambrano, que antes acusaron al PRI de las peores prácticas electorales, con los raquíticos triunfos obtenidos, tendrán la capacidad de sentarse a la mesa para darle salida al famoso Pacto. Poco conocen de la dignidad política, y estarán dispuestos a negociar, para no sentirse excluidos. En fin.
