Toluca, Edomex. 6 de mayo de 2014.- Para que la cuña apriete, tiene que ser del mismo palo. Ayer el Gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo puso en aprietos a varios correligionarios, luego de aseverar que las tierras michoacanas son más seguras que otros lugares como el Estado de México, Jalisco, Tamaulipas y Morelos. Y para rematar, el priísta expuso que “no es consuelo de muchos, sino simplemente (es ver) cómo estábamos y medir cómo estamos ahora”. Falta por ver las reacciones de sus homólogos, incluido el mexiquense Eruviel Ávila, y sus deseos por sortear el clima de violencia que padece la entidad.
Vallejo salió al paso, otra vez, culpando a sus antecesores de la presencia criminal en Michoacán, que se sumó a un severo problema financiero también heredado, y acompasado por la poralización política que generó su triunfo con panistas y perredistas, que dijo, no aceptaron su derrota. Las excusas de Fausto, queda muy claro no podrán ser repetidas por Eruviel Ávila, pues responsabilizar de lo que sucede en la entidad es impensable, frente al grado de pleitesía que mantiene su gobierno hacia la administración federal de Enrique Peña.
A propósito de Michoacán, y de mexiquenses, Alfredo Castillo Cervantes –denominado el gobernador de facto- tiene plazos fatales encima. El próximo sábado está marcada como la fecha del desarme de las llamadas autodefensas, y queda claro, que muchos grupos comunitarios no están dispuestos a dejar las armas. La ruta que se avizora, es una fractura política, y muy probablemente el encono de líderes sociales, con los que Castillo pactó y cogobernó desde su llegada a Michoacán. Castillo está entrampado en su propia estrategia.
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Ayer lunes, el juez octavo de distrito con sede en el Distrito Federal dictó auto de formal prisión en contra de Hiram Pérez Hernández, agente de la Policía Federal, que la semana pasada asesinó a un automovilista en la carretera México-Toluca, cuando el conductor intentó arrollar al compañero del policía. El juzgado abrió proceso penal en contra de Pérez Hernández por el delito de abuso de autoridad y homicidio, debido a que utilizó su arma de fuego para dispararle.
El juzgado negó al agente la posibilidad de aplicar una excluyente de responsabilidad, como pudo ser la de defensa propia o cumplimiento del deber, debido a que se comprobó que el imputado se excedió en el uso de la fuerza para supuestamente contener una agresión.
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