A unas cuantas horas de que el rector de la UAEM, Eduardo Gasca Pliego realice su cuarto y último informe de labores, mantiene literalmente a raya a los cuatro suspirantes a sucederlo. En cuanto evento público aparece, se hace acompañar de Jorge Olvera, Felipe González, Jaime Jaramillo y Yolanda Ballesteros. El todavía rector ha pedido disciplina a quienes aspiran a remplazarlo en mayo próximo, pero por ahora, en el informe de labores sólo corresponderá a él atraer los reflectores.
La instrucción, como línea política salida desde la rectoría, establece que no es el momento de que los aspirantes hagan proselitismo anticipado en el proceso de sucesión. Se les ha pedido, que nadie se mueve para que salga en la foto, y los tiempos de promoción personal están ya contemplados en la convocatoria aprobada por el consejo universitario. Aunque los pronósticos apunta a construir una candidatura de unidad como fue el caso del propio Gasca.
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Ayer, el gobernador Eruviel Ávila comprometió con el ombudsman nacional, Raúl Plascencia Villanueva, que el Estado de México se convertirá en la primera entidad en certificar a sus servidores públicos, sobre todo de cuerpos policiacos, en materia de derechos humanos. Sin embargo, habría que advertir, que para la simple evaluación se llevaron dos años, en calificar a 18 mil agentes policíacos. La capacitación podría ir para largo, incluso más allá del mandato eruvielista.
Por si fuera poco, es el momento en que no se conoce con certeza qué ocurrió con los mil elementos que reprobaron esos exámenes, y que pertenecían a diversas corporaciones como la Policía Estatal, la PGJEM y personal de custodia. Pese a no ser aptos para continuar en sus cargos, se desconoce cuál fue su destino final, mientras ya piensan en capacitar a quienes sobrevivieron en sus funciones. El reto parece abrumador para el paso tortuga en que avanzan las instituciones de seguridad del estado.
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Entre el panismo del Estado de México ya se gestó una protesta que emprenderán para el 4 de marzo próximo, fecha en que el CEN deberá resolver –al fin- el asunto de la dirigencia blanquiazul en la entidad. De ratificarse el triunfo de Oscar Sánchez Juárez, decenas de panistas insisten en poner sobre el escritorio de Gustavo Madero su renuncia, por permitir y legitimar el desaseo electoral en que ganó el grupo político de Ulises Ramírez.
Hasta el momento, Madero aún no tiene los votos necesarios en el CEN para que la elección de dirigente en la entidad sea avalada, y el triunfo de Oscar sea ratificado. Los momios apuntan a un equilibrado 55-45, pero hay un intenso cabildeo por parte de Madero y Ulises Ramírez, como él sólo lo sabe hacer, para imponer a su delfín al frente del partido, y ganarle la pelea al grupo que comanda Luis Felipe Bravo Mena.
