Redacción
La confrontación entre el alcalde de Coyotepec, Alfredo Anguiano y gran parte de sus gobernados ha sumido al municipio en la ingobernabilidad. En las últimas horas, los enfrentamientos entre personas afines al edil y opositores han sido la constante.
Ayer por la tarde, un grupo de choque, presuntamente vinculado al presidente municipal, retomó el control del palacio municipal tomado por el pueblo inconforme. El gobierno del estado tuvo que intervenir anoche para evitar un nuevo enfrentamiento físico entre ambos bandos.
Coyotepec se ha convertido en una bomba de tiempo, a punto de explotar, dicen los vecinos, mientras que en el Congreso del estado hay diputados que ya valoran la posibilidad de proponer la desaparición de poderes en el municipio para que esta demarcación vuelva a la normalidad.
El conflicto entre el edil y sus gobernados inició hace varias semanas cuando el alcalde Anguiano anunció su intención de municipalizar el servicio de agua potable para poder firmar un convenio que permitiera al municipio acceder a un programa para reducir de 17 a tres millones de pesos la deuda que tiene el organismo independiente del agua con la Comisión Federal de Electricidad.
La iniciativa no fue bien vista por la comunidad, ya que durante décadas el servicio de agua potable se ha regido bajo usos y costumbres, y son los propios vecinos los que administran el organismo operador independiente. A decir de los vecinos, si el ayuntamiento retoma el control de los pozos de los que se extrae el líquido, el agua se la llevarán a Huehuetoca, para surtir a las miles de casas que se han construido en los últimos años.
El pasado 9 de junio, los vecinos bloquearon por horas la carretera México-Querétaro en protesta por la intentona del alcalde de hacerse de los servicios de agua, y el asunto terminó en un enfrentamiento entre pobladores de Coyotepec y policías estatales que los desalojaron.
Luego vino el plantón permanente que los habitantes de Coyotepec instalaron frente al Palacio Municipal para exigir la renuncia del alcalde. El edil tuvo que desistirse públicamente de su intención de controlar el suministro de agua, pero la gente no le creyó, y ahora dicen que sólo estarán satisfechos hasta que Anguiano deje la presidencia municipal.
El lunes, al cumplirse un mes del “desalojo violento” de la carretera México –Querétaro, los vecinos tomaron el palacio municipal para impedir que el alcalde entrara. Colocaron cadenas y candados para asegurarse de que nadie tuviera acceso.
Ayer martes vino la respuesta. Uno de los escoltas del alcalde, se hizo acompañar de un grupo de choque, que con lujo de violencia recuperó el edificio del ayuntamiento. Primero, amedrentaron a los inconformes con el alcalde presentes en el campamento habilitado frente a Palacio Municipal, con algunos disparos de arma de fuego al aire.
Luego con palos, tubos, piedras y palos, se acercaron al palacio y rompieron cadenas y candados para ingresar al inmueble y devolverlo al presidente municipal. Quitaron lonas del campamento y destruyeron parte del mismo. Ante la inferioridad numérica, los opositores al edil en platón, no respondieron a la agresión, pero se tocaron campanas de la iglesia para juntar a más pobladores.
Marcos Márquez Mercado, subsecretario de región del Gobierno mexiquense, intervino para evitar enfrentamientos físicos. Se pactó con ambas partes mantener al Palacio Municipal cerrado. Se llamó a un notario para que diera fe de que el inmueble sería sellado-
A regañadientes, las partes aceptaron regresar a la mesa de negociación para buscar una salida concertada al conflicto. Sin embargo, en la legislatura, ya hay diputados, como Juan Abad, de Movimiento Ciudadano u Octavio Martínez del PRD, que se pronuncian por la desaparición de poderes de Coyotepec, como único mecanismo para ponerle fin al conflicto.
