Toluca, Edomex; 19 de mayo de 2025.- La elección judicial, tanto del ámbito federal como local, ha entrado en su recta final. Restan doce días para que concluyan las campañas electorales. En un contrasentido, los sectores partidistas que reprochan y rechazan el sufragio popular para elegir a jueces y magistrados, promueven el voto de quienes carecen de una carrera judicial, tienen un perfil político y en su trayectoria profesional han claudicado a ser contrapeso del poder ejecutivo. Y sí, son parte del extinto régimen priísta.
Ahí sobresale Marco Antonio Nava y Navas, quien incluso tiene más trayectoria en justicia partidaria, pero hoy se presenta como la ecuación predilecta para encabezar el Poder Judicial del Estado de México. Su ascenso político llegó a su cúspide en el sexenio de Arturo Montiel, hoy es su mayor arropo electoral. Sin carrera judicial, llegó a ser magistrado por unción de un gobernador priísta.
Otro caso singular es Jorge Olvera García, candidato a magistrado en materia familiar. En su paso por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, este organismo fue complaciente con las Fiscalías, las autoridades estatales y municipales. Apostó por la figura de recomendaciones generales que no comprometieran su oficio político. Promovió casetas telefónicas para fomentar la denuncia a distancia que hoy no funcionan. Desde un contrapeso del poder ejecutivo, ya demostró que prefiere los pactos inconfesables.
Myrna García Morón es candidata a magistrada civil. Ya transitó por el Infoem, el Tribunal de Justicia Administrativa y la Codhem: el resultado es el mismo. Su mayor encomienda es hacer aliados políticos, antes que ejercer su autoridad. En ninguno de sus encargos anteriores mostró distancia del poder. En su paso por la Codhem edificó barreras metálicas que blindarán su despacho. Hoy, muestra una cercanía social, que antes se encargó de dilapidar desde su escritorio.
Alejandro Gómez Sánchez ya tuvo una oportunidad única de construir una Fiscalía autónoma, y desperdició su momento histórico. Fue el primer fiscal del estado, sin grandes luces y enormes pendientes. Ahora pretende llegar al Tribunal de Disciplina Judicial. Representa al grupo de los Cervantes -vinculados al peñismo- para tener voz en el nuevo Poder Judicial. Al igual que su jefe político, se asumen con las condiciones suficientes, lo mismo para pacificar Michoacán, que para encabezar la Profeco y la Conade.
Una pieza más: Maribel Góngora, perteneciente al último eslabón del priísmo local. Fue secretaria del Trabajo con Alfredo Del Mazo. Esposa de Apolinar Mena, un funcionario que renunció a su despacho en el sexenio de Eruviel Ávila, por aceptar vacaciones pagadas por parte de la constructora OHL, envuelta en múltiples casos de corrupción. Esos son los personajes que se quejan de poner en riesgo los contrapesos del Poder Judicial. Y más preocupante aún: son quienes ahora pretenden ejercer y administrar la justicia de la entidad.