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¡Viva el rey, muera el rey!: Eruviel gobernador

Redacción  

Fue un día de fiesta para el PRI, pero no para la democracia. Con poco más de 10 millones 600 mil electores; sólo se superaron los 4 millones de sufragios. Eruviel Ávila fue declarado gobernador electo. El Instituto Electoral rebasado en su autonomía. La oposición con las acusaciones de siempre, y los excesos que hoy los hacen víctimas de su derrota. El priísmo dispuesto a otros seis años de poder, un poder que se hereda, y que rememora la dictadura perfecta.

Eruviel Ávila
Eruviel Ávila se convirtió en gobernador electo del Edomex

La ceremonia empezó el despliegue desde muy temprano. El PRI acaparó la logística del evento, restringió el acceso a la sala de consejo. La seguridad interna marginada, y un priísmo –creyente de ser dueño del estado- se apoderó de la sede electoral. Las vallas, los escoltas, las camionetas y los políticos rememoraban algún spot de Alejandro Encinas; el cómputo final estaba por concretarse. Los agentes de gobernación reportándolo todo. El personal del partido –PRI- sonreía, saludaba, abrazaba, era la ratificación de que su operación electoral resultó un éxito.

 

Los consejeros electorales dispuestos a legitimarlo todo. El PRD dispuesto a tomar el escenario. El PAN con la vergüenza de una derrota dolorosa. El PRI esperando sus tiempos, sabedor de que es su momento, y de que el regreso a Los Pinos está próximo. El montielismo puro está de regreso, si es que en algún momento se fue. El auditorio repleto, vomitaba asesores y secretarios particulares que asistían a los invitados especiales, que ya para entonces habían tomado su lugar.

 

Diputados federales llegaron desde muy temprano. Legisladores locales presurosos tras una sesión ordinaria. Liderazgos partidistas nacionales y estatales. Todos con pulcritud, con vehemencia, como si fuese un rito religioso. La sustitución del día del presidente, por la unción del futuro liderazgo. Las manifestaciones de oposición fueron cosa menor, diminuta, frente al poderío político que desde aquí celebró una victoria, y en los discursos anticipó en 2012 la presidencial.

 

Un recuento electoral maratónico. Distrito a distrito el recuento de votos. El resultado, confirmó una votación histórica para el priístas en números, pero no en porcentajes. Más de 3 millones de mexiquenses le dieron su voto a Eruviel Ávila. Los minutos transcurrían hasta convertirse en horas.

 

Vinieron los posicionamientos. Manuel Camacho con el discurso de la elección de Estado, nada alejado de la realidad, pero no definitorio frente a su incapacidad de convocar al voto. Francisco Gárate, soterrado en el tercer lugar del panismo, profirió improperios contra la autoridad electoral de forma más cautelosa. El ex gobernador César Camacho esgrimió a la oposición, defendió lo injustificable, pero mostró que el PRI y su maquinaria no es el único responsable de la inequitativa contienda, acusó pues a los partidos de oposición y su incapacidad de conformar estructuras.

 

Luego de casi cuatro horas, Eruviel Ávila entró al recinto. Recibió la constancia de mayoría, y de inmediato se convirtió en el nuevo líder que siguen los priístas. Será desde septiembre, el primer priísta de la entidad. Sus decisiones, se volverán incuestionables, sus acciones irreversibles, y toda la militancia acatará sus designios. Es el viejo PRI con rostro de juventud, con las mismas prácticas de la unilateralidad, el partido omnímodo y el gobernante unívoco. La curva decreciente del poder que despide a Enrique Peña Nieto, y cuya línea ascendente da la bienvenida a Eruviel Ávila.

 

Viva el rey, muera el rey. Éste sigue siendo el PRI.

 

 

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