Redacción
La determinación tomada por las autoridades federales de prohibir el uso de embarcaciones motorizadas en la presa Miguel Alemán de Valle de Bravo ha generado un problema social en esta localidad que poco a poco va creciendo, pero además ha minado la buena relación que hasta ahora han sostenido el gobierno de Felipe Calderón y el de Eruviel Ávila en la entidad mexiquense.
La decisión, ha dicho el gobernador mexiquense, se tomó de manera unilateral y sin tomar en cuenta a las autoridades estatales, municipales y mucho menos a la población y prestadores de servicios de Valle de Bravo, principales afectados.
Esta prohibición del uso de lanchas motorizadas, ya impactó severamente en la economía del municipio, ya que el fin de semana pasado se registró una disminución del turismo en Valle de Bravo del orden del 80 por ciento, además de que se ha dejado sin sustento a más de 300 familias que dependían directamente de la renta de embarcaciones. Se estima que las pérdidas del fin de semana hayan sido cercanas a los tres millones de pesos sólo en dos días.
Los afectados han iniciado movilizaciones para exigir a las autoridades que reconsideren su determinación, y aunque el gobierno del estado les ha brindado todo el apoyo, a la fecha no ha variado la postura del gobierno federal, quien busca, con esta medida, limpiar la presa de Valle de Bravo, para que el agua que se envía al Distrito Federal y a municipios mexiquenses, a través del Sistema Cutzamala, sea de la mejor calidad.
La Conagua detectó hace un par de semanas que el agua que se suministra al Valle de México tenía un color y un sabor anormal, aunque no toxico. Esta coloración y sabor en el agua tiene su origen en la presencia de un alga que se ha extendido en la presa, y que de no combatirla, podría generar un problema de salud pública.
El alga no emite por sí sola sustancia tóxica alguna, refirieron expertos de la Conagua, aunque en caso de que toquen las propelas de las lanchas motorizadas y se rompa la pared celular de la planta, entonces sí, podría liberar alguna toxina. “Por ello la emergencia de atender este problema”, informaron funcionarios de primer nivel de la Comisión Nacional del Agua.
El gobierno del estado tiene otra visión del asunto diametralmente distinta. Dice que el alga no afecta ni contamina el agua que se envía al centro del país, por el Sistema Cutzamala, y las micro bacterias que genera, son eliminadas con la introducción del carbono en el proceso potabilizador. Además, aducen que el alga se expande cuando las aguas se encuentran estancadas, por lo que se recomienda la movilidad constante del líquido en la presa, y esto se puede lograr a través de las embarcaciones motorizadas.
La reunión que sostuvieron ayer funcionarios de la Conagua con el gobierno del estado para tratar de encontrar alternativas de solución, no sirvió de mucho, porque no se pudieron llegar a convenios. El mandatario propuso permitir el uso de lanchas motorizadas solo los fines de semana, y de lunes a viernes hacer la limpieza del alga, lo cual ayudaría a mitigar la afectación económica que dañan a cientos de familias.
La Conagua no tuvo respuesta al planteamiento, aunque advirtió que al menos hasta que termine este mes, la prohibición permanecerá. El gobernador respondió que dejar a Valle de Bravo sin actividad otro fin de semana, sería “catastrófico” para el municipio, pero le respondieron que habría riesgo al dejar que el alga se expanda.
Recuerde, le dijeron, que la vocación de la presa Miguel Alemán, es principalmente para el almacenamiento de agua que se aprovecha en el Sistema Cutzamala, muy por encima de la vocación turística que le han dado en los últimos años.