Redacción
Hace dos años, habían pasado 24 horas de su cuarto informe de gobierno, cuando el mandatario Enrique Peña Nieto se despertó con la noticia de que decenas de casas estaban anegadas, producto de la intensidad de las lluvias. Contrario a las recurrentes inundaciones del Estado de México –que se presentan en zonas marginadas de la entidad- en esa ocasión el desastre se registró en Valle Dorado –conjunto habitacional exclusivo ubicado en Tlalnepantla-; y las cifras decorosas de su informe se esfumaron.
Hoy, en la víspera de su último informe de labores, de nueva cuenta Valle Dorado ha reportado inundaciones en decenas de viviendas. Los enseres domésticos se han perdido, las salas y comedores de las casas flotaban entre aguas negras. La justificación: las lluvias atípicas de la temporada. El cambio climático que tiene contra la pared a los gobernantes, que no trabajan sobre obras invisibles como lo es la ampliación del drenaje.
En 2009, Tlalnepantla inauguraba un gobierno priísta –luego de haber sido gobernado por el PAN desde 1996-; y el alcalde Arturo Ugalde daba respuestas aletargadas y asistencialistas que no resolvían la queja social. Hoy, cerca de 300 viviendas se ven afectadas, los daños económicos son incuantificables, y la desgracia ya cobró una vida, de un menor de edad. La capacidad de respuesta es escasa frente a las lluvias atípicas.
Hace un par de años, la desgracia sentó frente a frente a dos precandidatos presidenciales. El gobernador Enrique Peña, y el entonces secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero daban vales económicos como paliativos a quienes lo perdieron todo: muebles, autos y daños de infraestructura en sus viviendas. En pleno 2011, la efervescencia electoral sigue siendo lo importante: el mandatario que busca el reflector, y el ahora secretario de Hacienda, que no tarda en ofrecer su apoyo presupuestal.
Los sistemas de protección civil aunque no predicen, tampoco libran de las anegaciones a las familias de siempre. En una zona –hasta antes de 2009 considerada exclusiva- hoy ha perdido su plusvalía por las inundaciones que ya parecen ser parte de su rutina. El agua dentro de las viviendas es una fotografía que se repite. Y los gobiernos, con sus justificantes de siempre. La basura en el drenaje, la lluvia torrencial y la falta de recursos. Pero sobre todo, predomina la falta de responsabilidades, en un escenario donde se delegan las culpas, y se evita ante todo, asumir el costo político de sus errores.
El próximo lunes, el gobernador Enrique Peña Nieto rendirá su sexto informe de gobierno, el último de su mandato, y próximo a manifestar su deseo presidencial. El titular de Hacienda, Ernesto Cordero, entregará en fecha breve el proyecto presupuestal de 2012, y se avizora su renuncia mediata para sumarse a la carrera electoral del año entrante.
Aunque quizá para los habitantes de Valle Dorado –lo que antes era una noticia lejana-, hoy envueltos en una nueva inundación, tengan voces para manifestar que los aspirantes no son tan buenos como dicen, ni tan eficientes como aparentan.