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El Manual de Maquiavelo 02-02-2024

Francisco Ledesma /  El bipartidismo que viene

Una vez que se han consolidado los acuerdos electorales hacia los comicios del 2 de junio, existen algunas consideraciones políticas concluyentes que permiten advertir que quienes dominarán el escenario del poder público por los próximos tres años, serán los morenistas y los priístas, sin importar los resultados electorales que pudieran obtener ambas fuerzas partidistas, pero que han impuesto sus condiciones sobre sus partidos satélites.


Morena está tan confiado de su hegemonía, que ha decidido competir en solitario en Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chalco, Ixtapaluca y Tecámac; y una dominancia en 29 distritos; lo que pone una condición de amplia ventaja hasta sobre el bloque opositor, porque aun ganándolo todo la oposición, el PRI sólo presentará candidato propio en 24 distritos locales.


Es decir, con el reparto de las candidaturas dispuestas, se puede reconocer que la apuesta morenista se concentra en obtener una copiosa cantidad de votos en el oriente del estado que, en primer lugar, le puedan redituar en gobernar los municipios más poblados del país; en segundo sitio, eso traducirse en una importante mayoría de diputados locales. Y en caso de resultados negativos, que esos sufragios contribuyan a su canasta electoral para el reparto de los diputados plurinominales en la Legislatura estatal.


El PRI tiene un mecanismo semejante sobre sus aliados políticos. Sin conocer los resultados electorales, con base en las candidaturas que postulará a nivel municipal o distrital, podría establecerse ya desde ahora como la segunda fuerza electoral. El priísmo aspira a restaurar sus bastiones en el otrora llamado voto verde, identificado con las estructuras de campesinos -donde proliferan condiciones de marginación-, en las regiones norte y sur del estado, y postulará candidatos en Aculco, Atlacomulco, Ixtlahuaca, Jilotepec, San Felipe del Progreso, Tejupilco y Luvianos. 


Con esa lógica electoral, la presencia o el crecimiento electoral del resto de los partidos es simplemente marginal. Con todo y su candidatura al Senado de la República, el panismo ha sido reservado para el corredor azul que tomó relevancia política hace treinta años. Sin embargo, las élites partidistas han decidido que por ahora, es la única forma de volverse competitivos.


El PAN -si los resultados le favorecen- habrá decretado su permanencia en sus bastiones como Atizapán de Zaragoza, Naucalpan, Huixquilucan, Cuautitlán Izcalli, Chapa de Mota y Apaxco, pero también ha decidido desdibujarse de la zona oriente del estado, donde existe la mayor densidad poblacional; y en el sur del estado es inexistente. Se ha condenado -en el mejor escenario- al tercer lugar electoral, incluida la presencia legislativa.


Quien podría tener  mayores avances sería el Partido Verde, en un espejismo electoral que le podría dar por primera ocasión diputados locales de mayoría. Algo impensable para un partido cuya única apuesta electoral había sido durante tres décadas, la asignación de diputados plurinominales que terminaba por favorecer siempre a sus dirigentes. El crecimiento electoral que le ha otorgado Morena podría terminar por favorecer a los expriístas que tanto pregonó combatir en el 2023, y que ahora serán su carta fuerte para demostrar un supuesto crecimiento electoral durante los últimos años.


El PRD y el PT sólo piensan en la posibilidad de conservar su registro. Las encuestas electorales concluyen que no rebasan ni el tres por ciento de las preferencias de los votantes. Su única manera de sobrevivir es aliados de las grandes fuerzas políticas. Si en el camino pueden encontrarse con ganar algunos municipios, y de paso, tener una bancada de dos y hasta cuatro diputados, habrán sentido que lograron el éxito electoral.


Por los próximos tres años, el espectro político tendrá un bipartidismo concentrado en dos grandes fuerzas electorales: Morena y PRI, que sin importar los resultados del 2 de junio, ya han asegurado gobernar grandes zonas geográficas del estado; y ser las dos principales fuerzas en la conformación de la Legislatura que entrará en funciones del 5 de septiembre.


Mientras los panistas, ecologistas, perredistas y petistas asumen que son parte de la toma de decisiones, pero sin formar parte de quienes sostendrán los grandes acuerdos políticos. El bipartidismo está en marcha.


La tenebra

Lo que falta por definir es qué sector del priísmo asumirá un rol protagónico. A Delfina Gómez le seduce la idea de tener una oposición legislativa identificada con el delmacismo. Y la actual dirigencia priísta deberá renovarse en agosto.


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