Toluca, Edomex; 3 de abril de 2020.- Ningún gobernador de la historia reciente del Estado de México había enfrentado un escenario tan complejo como el priísta Alfredo Del Mazo. Desde los desafíos políticos hasta la actual emergencia sanitaria marcarán un antes y un después en los escenarios que ha tenido que librar en apenas 30 meses de gobierno. Quizá eso también explique su baja aprobación ciudadana en el ejercicio del poder público y su desempeño político.
Del Mazo ha sorteado al inicio de su mandato convivir con un presidente de su mismo partido, de su mismo estado, y para efectos prácticos de su misma familia. En la toma de decisiones compartió -y mantiene vigente- un compromiso político superior con el peñismo. En la designación de su gabinete y de las posiciones de poder, ha establecido una connivencia inédita con respecto de sus antecesores, para alcanzar consensos con los exgobernadores de la entidad.
En los últimos 18 meses, el delmacismo ha enfrentado como nunca antes a una oposición mayoritaria en la Legislatura local; y una dominancia de alcaldes contrarios a su propio partido. Y ha tenido que improvisar una relación política de conciliación con el Ejecutivo federal, a costa incluso de sacrificar proyectos de gobierno propio, como la cancelación del Aeropuerto Internacional de Texcoco. La agenda legislativa y de gobierno no es unilateral ni absolutamente propia.
Los más acérrimos detractores del actual gobernador son los propios priístas: aquellos que se sienten desplazados y ponen obstáculos en el camino; aquellos que han preferido cambiar de partido y jugar a las vencidas en cada elección; aquellos que querían ser candidatos o candidatas a gobernador y viven con sus propias frustraciones; y aquellos que simplemente forman parte de otro grupo dentro del PRI. Los tiempos de unidad y uniformidad son parte del pasado.
Para colmo de males, enfrenta una emergencia sanitaria que ha obligado a tomar decisiones difíciles y poco populares. El mayor riesgo es un eventual colapso al sistema hospitalario en un estado con una población de 17 millones de habitantes, de los cuales cerca de 8 millones carecen de cualquier seguridad social. La consecuencia posterior anticipa ya una desaceleración financiera para la economía más grande del país. El impacto será irreversible en el aumento al desempleo y la pobreza.
Para la sobrevivencia de su propio proyecto político y personal, una vez rebasada la actual emergencia Del Mazo tendrá muy cerca su tercer informe de gobierno. Llegará entonces a la mitad de su sexenio. Y hacia adelante deberá preparar la operación electoral de los comicios intermedios de 2021, que son el preámbulo hacia la renovación de la gubernatura en 2023.
Comentarios a contacto@www.planamayor.com.mx
