Poco eco parece tener la intención de Andrés Manuel López Obrador para formar su propio partido político. Al menos en el Estado de México, la corriente de Izquierda Democrática Nacional que encabeza Rosendo Marín –y que a nivel nacional se identifica con René Bejarano- han descartado la posibilidad de salirse del PRD. La izquierda mexiquense, que tantos beneficios recibió en los comicios de 2006 y 2012, ya dejó solo al tabasqueño en su intento por construir su Morenaje.
Otros políticos identificados con López Obrador como los ex perredistas Higinio Martínez y Emilio Ulloa parece que han encontrado en Movimiento Ciudadano un nicho de poder suficiente como para arriesgarse a las turbias aguas de un nuevo partido político. Otro muy cercano al ex candidato presidencial, como Oscar González, quien es dueño permanente del PT mexiquense, no ve necesidad de moverse de su zona de confort. Las cosas se complican para Andrés Manuel.
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Más vale tarde que nunca. Este jueves la Legislatura del Estado de México rendirá un homenaje póstumo al diputado local del PRI, Jaime Serrano Cedillo, quien fue asesinado el pasado fin de semana. Con días posteriores a su muerte, Aarón Urbina Bedolla ha dispuesto de emprender una sesión donde se reconozca al priísta, que apenas tuvo oportunidad de tomar protesta, y acudir a una sesión del pleno legislativo. Parece que debió existir un regaño superior para los diputados.
El gobierno estatal mantiene acciones reactivas. Ahogado el niño buscan tapar el pozo. Hasta la zona oriente del estado serán desplazados elementos del Ejército Mexicano y de la Policía Federal. Lo mismo ocurrió hace algunas semanas en el Valle de Toluca. No hay estrategia de prevención del delito. Los patrullajes responden a la disuasión, y las eventuales capturas de presuntos responsables ya corresponden a la procuración de justicia. La ciudadanía queda en medio del caos.
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El equipo de Peña Nieto le entrará a las reformas estructurales. Mientras se discute la reforma laboral en San Lázaro, el Presidente Electo anunció la inversión privada en el sector energético. No se ve una tarea fácil la que ha tocado desempeñar a Manlio Fabio Beltrones. Deberá ir contra los propios fantasmas del priísmo que involucra sindicatos, fuerzas vivas e intereses colectivos que son difíciles de con-vencer. Y eso que el sexenio del peñismo ni siquiera ha comenzado.
La bancada mexiquense parece quedar rebasada, excluida, sin margen de maniobra. Al mexiquense José Manzur Quiroga no se le avizora una amplia influencia en las decisiones legislativas que ya se debaten y discuten. De entrada parece no ser alfil clave en el entramado legislativo. En tanto, Beltrones ya ha afianzado su grupo de operadores encabezados por Marco Bernal y Manuel Añorve, quienes están acostumbrados a nadar con tiburones.
